Dejamos Izmir y nos ponemos en marcha hacia Selçuk con un día regular. No llueve pero está bastante desapacible. Cuando vamos por la autopista a unos 20 Kms. de Selçuk nos adelanta una furgoneta, nos pita y nos saluda.
No sabemos muy bien porqué, imaginamos que una autocaravana en estas fechas llama la atención. Por si acaso respondemos al saludo. Más adelante sabremos el porqué.
Llegamos a Selçuk y vamos directos al camping Garden. Se supone que está abierto pero nos tenemos que abrir nosotros mismos la puerta porque está solo abierta a medias y la autoca no pasa.
Cuando llegamos hasta la zona de los edificios de servicios, vemos una furgoneta aparcada como la que nos saludó en la autopista y de ella sale un señor muy sonriente hablando en italiano. Resulta que era él el que nos pitó, imaginando que veníamos al camping. También es verdad es que en estas fechas y en esta zona no hay mucho donde elegir para quedarse en Selçuk o alrededores
Hablamos un rato y resulta que es italiano-turco y tiene también una casa en Sirmione (Lago di Garda, norte de Italia) que nos trae fantásticos recuerdos de nuestro paso por allí (Es uno de los sitios que repetiríamos sin pensarlo).
Las instalaciones del camping están justitas aunque es lo normal en estas fechas pero cuando hablamos del precio nos saca la tarifa de temporada baja y después de achuchar un poco, se nos queda en 22€ la noche. Nos parece bastante caro para lo que hemos estado pagando hasta ahora en Turquía pero no tenemos otra opción para los siguientes días y nos quedamos aunque con mal sabor de boca.
Lo primero que hacemos es poner un par de lavadoras aprovechando que no llueve. No estamos muy seguros del programa a poner y el guarda del camping tampoco nos ayuda demasiado. Al final dejamos las dos lavadoras puestas pero como están tardando mucho, se quedan funcionando y las recogeremos cuando volvamos a la tarde.
Desde el camping hay una vista espectacular del castillo de Ayasuluk sobre la colina del mismo nombre y en cuanto comemos y fregamos, aprovechando que el tiempo aguanta, nos vamos a visitarlo. El castillo está junto a las ruinas de la Basílica que se supone que alberga los restos del apóstol San Juan, que según cuentan los historiadores, fue a quien Jesús, encargó el cuidado de su madre y tanto él como la Virgen María se trasladaron allí desde Jerusalén.
Al final es lo único que podemos visitar esta tarde porque el castillo está cerrado por restauración. Nos hacía mucha ilusión visitarlo porque el aspecto desde fuera es impresionante pero nos conformamos con visitar todo el resto de la basílica y alrededores que tampoco están mal y tiene unas vistas preciosas.
Para completar la tarde damos un paseo por el pueblo, tomamos algo y al final nos sentamos a cenarnos unas pizzas turcas. Volvemos de vuelta a la autoca y justo nos da tiempo a llegar al camping antes de que empiece a llover. Mientras Elena se encarga de la cena, recojo las lavadoras que ya han terminado y tiendo la ropa a cubierto aunque con esta humedad les va a costar secarse.
Noche pasadita por agua y el día siguiente también. No tenemos planes con esta lluvia así que aprovechamos para adelantar clases, preparar crónicas y todo el montón de pequeñas cosas que se nos van quedando pendientes en el día a día. El WIFI de camping ha dejado de funcionar y aunque se lo comunicamos al encargado nos dice que ya pasaran a revisarlo. ¡Encima de pagar 22€ y sin WIFI. Estamos bastante mosqueados y como mañana salga el sol, nos largamos!
Al día siguiente el cielo aparece azul así que recogemos la colada, cargamos depósitos y nos disponemos a salir para visitar Ephesos.
Cuando voy a pagar el camping, me llevo la desagradable sorpresa de que encima nos quiere cobrar dos lavadoras cuando la segunda nos la puso él medio vacía con los restos que no nos entraron en la primera y que nosotros pensábamos dejar para otra ocasión. Se lo intento hacer ver pero el encargado no habla inglés y el jefe no está. ¡Al final pagamos pero nos vamos cabreados!
Menos mal que Ephesos nos quita el cabreo. Las ruinas de la ciudad son espectaculares. Realmente son de lo mejor que hemos visto, tanto por calidad como por extensión. Hay mucho para ver y nos tiramos más de 2 horas andando. Se nota que es un destino turístico de primera línea porque hay bastante gente aunque lo que nos llama realmente la atención es la cantidad de grupos de japoneses. Os es un pueblo que viaja mucho o nos los estamos encontrando nosotros a todos y lógicamente será más lo primero que lo segundo.
Todo el entorno es increíble. Empezamos por el teatro, seguimos hasta la famosa fachada de la Celsus Library y hacemos todo el resto del recorrido metiéndonos por todos los vericuetos que encontramos. Nos llaman la atención de urinarios públicos de la época. Por su configuración, parece que compartían en grupo el santo momento de sentarse en el trono. ¡Curioso!
Terminamos visitando la iglesia de la Virgen María. Está un poco apartada de las ruinas de la ciudad pero merece la pena el paseito adicional. Despues de un par de horas, terminamos ya y nos volvemos a Selçuk para buscar un sitio donde dormir. No queremos ni oír hablar de volver al camping.
Aparcamos en un calle un poco apartada del centro y comemos allí pero estamos un poco inclinados y resulta incómodo.
Con lo pesado que suelo ser para estas cosas, al final nos movemos y buscamos otro aparcamiento en una calle perpendicular al lado de un colegio. ¡Ahora sí que estamos derechitos!
Unai me sorprende y se anima a fregar así que le doy un cursillo rápido y no se le dá mal. A ver si con un poco de suerte me libro de vez en cuando. Terminamos el fregoteo y nos preparamos para salir de paseo con la idea de buscar una peluquería para cortar el pelo a los pekes. Durante las vueltas que hemos dado estos días por Selçuk, hemos visto un montón de ellas así que no creo que sea difícil.
Encontramos una muy cerca de donde estamos aparcados. Preguntamos el precio y nos dicen que 10TL (unos 3,5€). El sitio tiene muy buen aspecto y el chico que corta el pelo nos da buen rollo así que nos quedamos. Se pone manos a la obra empezando con Unai mientras nosotros esperamos sentados hablando. El corte es muy chulo e Iker ya va más confiado después de ver a su hermano. El trabajo del chico es impecable y salen nuestros pekes con el mismo corte de pelo que les vemos a la mayoría de los niños turcos de su edad. ¡Están saladísimos!
Pasamos una noche muy tranquila al lado del colegio y a la mañana cuando me levanto para ir a por el pan, veo que todo el centro de Selçuk, incluyendo la calle por la que deberíamos salir, es un gran mercado. Al parecer los comerciantes se agrupan por sectores y en la calle principal está todos los puestos de frutas y verduras. La forma en que colocan las frutas en los puestos resulta muy atractiva y colorida. Es temprano y muchos de los puestos todavía se están montando y puedo ver como limpian una a una cada pieza de fruta y las van poniendo en filas superpuestas formando pirámides. Es un curro pero queda precioso.
Se lo comento a la family y decidimos que saldremos un poco más tarde y nos damos una vuelta para ver el mercado. Resulta que la calle que he visto yo, solo es una de las muchas que hay y todas las calles perpendiculares aparecen abarrotadas de puestos de todo tipo. Aparte del paseo, aprovechamos para comprar algunas cosillas que necesitamos y ya a media mañana, buscamos una ruta alternativa para salir de Selçuk esquivando el mercado y nos ponemos rumbo al Lago Bafa.
Unos buenos amigos nos esperan allí.