Aunque escri...
Kamena Vourla-Meteora - Navidades Griegas II
El 31 de diciembre por la mañana salimos del parking frente a la Acrópolis con la intención de ir al camping Atenas a pocos kilómetros para pasar allí la nochevieja y aprovechar para enchufarnos, vaciar, cargar agua y descansar un poco.
Está cerca del centro de Atenas y no tardamos mucho en llegar. Este camping es bastante caro y no es que sea un sitio muy bonito porque está en medio de una zona industrial pero es el único camping que hay cerca y hay que pagarlo.
En cuanto llegamos y nos vamos a enchufar nos damos cuenta de que nos hemos dejado el cable en el camping Bacchus y no tenemos de repuesto. El señor del camping nos ofrece uno pero solo para usarlo en el camping y no nos lo quiere vender y ponernos a buscar uno por Atenas el día de nochevieja no nos parece una opción así que finalmente decidimos que nos volvemos al camping Bacchus y de paso que recuperamos nuestro cable, pasamos allí la nochevieja con Vladimir. Está claro que no hay forma de pasar un día de estos especiales tranquilo, que siempre hay algo que nos lo lía. ¡C’est la vie!
Nos ponemos en marcha y en una horita estamos otra vez en Lavrio y antes de ir al camping, aprovechando que estamos en el pueblo, nos quedamos un rato en el parque de navidad y aprovechamos también para hacer un Skype con la familia porque en Lavrio tenemos muy buena señal 3G. Al cabo de un par de horitas de hinchables y cafecito, dejamos ya el pueblo y nos vamos para el camping. Vladimir se ríe cuando nos ve llegar y enseguida nos trae el cable que nos habíamos dejado y nos metemos en faena con el tiempo justo para hacer las tareas de intendencia de la autoca y preparar la cena.
Pasamos la nochevieja sin más contratiempos y como ya sabemos que no vamos a aguantar hasta las 12, hacemos nuestro brindis adelantado al final de la cena y a la cama que estamos fundidos. Aunque no trasnochamos, el día ha sido ajetreado y a la mañana siguiente nos levantamos bastante tarde y perreamos un poco por el camping tomándonos el día medio libre. (Ya imagino que creéis que todos los días son libres pero os aseguro que la mayoría de los días no nos sobra ni un minuto. Ya sabéis, ¡machacaos pero felices!)
Buscando información en Internet, Elena ha encontrado que hay un Playland en Atenas (Una especie de TxikiPark pero todo de Playmobil) y queremos darles una sorpresa a los pekes y llevarles a pasar el día. De paso también queremos llevar la ropa a una lavandería que hemos localizado cerca de allí así que al día siguiente nos ponemos de nuevo en marcha hacia el norte y esta vez, ya sin vuelta.
No nos hemos dado cuenta pero resulta que el día 2 de enero, es festivo en Grecia y cuando llegamos a la lavandería, está cerrada y hasta el día siguiente no hay nada que hacer así que buscamos un sitio para dormir por allí cerca entre las calles y al día siguiente a primera hora nos presentamos allí con nuestro bolsón de ropa. Aunque no hablan inglés, nos entendemos y nos dicen que pasemos a la tarde a por ella. Perfecto.
Con el tema de la ropa solucionado, nos vamos para el Playland sin decirles nada a los pekes que todavía no saben a dónde vamos. Aparcamos al lado y nos acercamos andando mientras mantenemos el misterio. Cuando llegamos y ven a los cliks gigantes en la puerta, flipan en colores y cuando subimos arriba y ven todos los escenarios de Playmobil recreados y todos los juguetes a su disposición, ya alucinan del todo y se pasan allí todo el día jugando y paran solo para comer un par de galletas.
Venir a Playland ha resultado ser una muy buena idea y lo disfrutan a tope y para nosotros también porque aprovechamos el tiempo y el WIFI de la cafetería para adelantar trabajo con las fotos y la Web que es complicado llevar al día. Allá para las cinco de la tarde empiezan a dar signos de fatiga y por fin conseguimos despegarles de los juguetes. Hacen una intentona de que volvamos mañana pero les explicamos que no podemos y que tenemos que seguir viaje y lo entienden.
De vuelta a Vrilissia (un barrio/pueblo de Atenas) recogemos nuestra ropa limpita y como ya es tarde, nos buscamos un sitio tranquilo para dormir por allí cerca y a la mañana siguiente, después de desayunar y comprar el pan, salimos camino de Meteora. Hay bastante trecho y lo vamos a hacer en dos etapas. En la primera llegamos hasta un pueblo costero llamado Kamena Vourla a donde llegamos hacia el mediodía.
Después de unas cuantas vueltas aparcamos en una explanada de tierra que hay al lado de una enorme iglesia y allí pasamos un día tranquilo. Estamos al lado del paseo marítimo y me doy una vueltita para conocerlo. Todo el paseo está ocupado por cafeterías y restaurantes, habrá más de 15 ó 20 y me parecen mucho para un pueblo como este. Imagino que en verano se pondrán a tope pero ahora la mayoría están vacíos. La mayoría tienen una pinta fantástica pero el coste de la vida en Grecia nos está resultando bastante caro e irnos a comer fuera es impensable con los precios que vemos.
A la tarde damos clase y después salimos a dar un paseo pero en cuanto se pone el sol, enfría mucho y enseguida nos metemos en una cafetería para tomar algo y que los pekes puedan jugar un rato antes de volver a la autoca. Al día siguiente tempranito, nuestra iglesia vecina nos obsequia con un coro de campanas en estéreo a todo volumen que nos despierta bien despiertos e iniciamos nuestra segunda etapa hacia Meteora a donde pensamos llegar al mediodía.
Desde Kamena Vourla en adelante abandonamos la costa y hacemos todo el recorrido por el interior. Según vamos acercándonos a Kalambaka se adivinan las enormes moles rocosas entre la bruma pero es una pena porque casi no se ven. Con cielo despejado la llegada a Kalambaka tiene que ser espectacular. No hace tiempo para mucho turismo y nos vamos directos al camping Vrachos Kastrakis donde queremos pasar estos días.
La situación del camping es fantástica frente a un par de moles de roca increíbles aunque todo queda deslucido por las nubes y la fina lluvia que está cayendo. Nos aparcamos en una parcela cerca de la casa de los dueños para tener WIFI disponible. Dejo la autoca enchufada y me acerco a hablar con otra parejita que tiene su furgoneta cerca y que son los únicos clientes del camping aparte de nosotros.
Son una pareja australiana, Sarah y Greg, que están de viaje por Europa. Han recorrido ya varios países europeos incluido un mes y medio por España y Portugal. Han estado en Donostia y tienen muy claro lo que son los pintxos y el txakoli. Lo suyo sí que tiene mérito porque su furgoneta no tiene calefacción, ni baño, cocinan en un hornillo y friegan en un cubo y a pesar de todo se arreglan perfectamente. Realmente se necesitan muy pocas cosas cuando hay ilusión y ganas y a ellos de eso, les sobra.
Les invitamos a tomar un cafecito en la autoca y hablamos de todo un poco. Resulta que hablo bastante más ingles del que pensaba. Me voy soltando y no nos cuesta demasiado entendernos. Elena no se acaba de lanzar a hablar pero entiende casi todo y también disfruta de la conversación aunque luego me cuenta que le ha dado mucha rabia no poder meterse a fondo. Este verano se ha prometido hacer un curso intensivo antes de ir a América para soltarse definitivamente. Pasamos un rato muy agradable con ellos y nos intercambiamos los correos para cuando vayamos a Australia. ¡Que pareja más maja!
Esta noche es la noche de reyes pero los pekes, viendo que el Olentzero nos ha encontrado sin problemas, ya no están tan nerviosos por los reyes y por la mañana encuentran otro regalito en la mesa. Hoy amanece bastante pocho y se pasa casi todo el día lloviendo así que vida casera. Estos días especiales no hacemos clase y así los pekes pueden disfrutar todo el día jugando con sus regalos.
Al día siguiente amanece por fin bastante despejado y las vistas desde el camping son increíbles. Nos preparamos y nos ponemos en marcha enseguida que hay que aprovechar el tiempo que aquí cambia con rapidez. Hoy es martes y no todos los monasterios están abiertos. Queremos visitar tres monasterios Roussanou, Varlaam y Agia Triada. El primero que nos encontramos es el de Roussanou y subimos las escaleras hasta la terraza de entrada pero no entramos porque lo impresionante para nosotros son las vistas.
Frente a nosotros se recorta contra el cielo el monasterio de Varlaam que visitaremos en un rato. ¡Guau! Es precioso. Sin volver a la autoca, cogemos un sendero que sale desde el monasterio de Roussanou y subimos hasta un mirador natural que nos ofrece unas vistas soberbias sobre el valle. La verdad es que aquí, mires donde mires, flipas.
Movemos la autoca hasta el parking del monasterio de Varlaam y en este sí que entramos a visitarlo porque es más grande. Como Elena iba con pantalones, se tiene que poner una faldita que te dejan a la entrada para no infringir las reglas monásticas. La zona que se puede visitar del monasterio es preciosa y nos llama la atención el antiguo sistema de cuerda y red colgada sobre el abismo con el que subían y bajaban lo que necesitaba el monasterio. ¡Uff, vaya vértigo!
Como el monasterio de Metamorphosis está justo al lado, nos acercamos un momento pero está cerrado por restauraciones así que nos vamos para nuestra última visita del día en el monasterio de Agia Triada. Para subir a este hay que andar un trechito y el último trozo de subida es por unos caminitos y túneles cortados a pico sobre la roca. No es que sea arriesgado pero es curioso. Aunque en este caso también entramos a visitarlo, no tiene tanta zona de visita como el anterior y disfrutamos sobre todo de la parte exterior del monasterio con unas vistas sobre Kalambaka impresionantes.
Volvemos al camping y aprovechamos el solecito para estar un rato con los pekes jugando en el exterior cuando vienen Sarah y Greg a despedirse. Ya se van y les deseamos lo mejor. Nosotros aprovecharemos hoy para descansar un poco en el camping y saldremos mañana rumbo a Tesalónica.
Vamos a seguir rutas parecidas así que probablemente nos volveremos a encontrar. ¡Ojala!
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