Aunque escri...
Salzburgo - Austria III
En Salzburgo, nuestra idea es quedarnos en un camping del que hemos encontrado buenas referencias en varios sitios y que se llama Panorama. Llegamos allí temprano y hay que reconocer que hace honor a su nombre porque las vistas son espectaculares, con la ciudad a nuestros pies y un rosario de picos nevados de fondo que conforman una imagen increíble.
Nos ha pillado el toro con las fiestas de semana santa y el frigo anda bastante vacio. Hemos intentado hacer algo de compra por el camino pero estaba todo cerrado a cal y canto. Ni siquiera hemos encontrado gasolinera para llenar el LPG. Buff. Podemos aguantar todavía un par de días pero vamos a ir un poco justos.
En el camping, hacemos rápido todas las gestiones y nos instalamos enseguida para poder aprovechar el día. En el mismo camping, compramos la Salzburg Card para 48 horas que es muy parecida a la Viena Card, aunque en este caso aparte de los transportes, también incluye la entrada a la mayoría de los museos de la ciudad.
Nos ponemos en marcha y nuestro primer destino es el Zoológico de Salzburgo. Para llegar hasta allí tenemos que coger la línea 3 y después en el centro la 25. Todo va bien y en media horita estamos allí. El zoo está genial pero hace un día de mucho calor y los pobres animales están todo lo escondidos que pueden. A pesar de eso podemos ver bastantes, aunque el recorrido total son varios kilómetros y nos pasa factura.
A la salida del Zoo, volvemos hacia la parada del autobús por otro camino y pasamos por los jardines del palacio de Hellbrunn donde hay unas explanadas de hierba enormes con columpios y zonas de pic-nic. Hay un montón de gente simplemente tumbada en la hierba disfrutando del día.
Normalmente nosotros también nos tumbaríamos pero como solo tenemos 48 horas para usar la tarjeta, toca andar que todo no se puede. De vuelta a la ciudad, nos comemos nuestros bocatas y buscamos la estación del funicular que nos lleva hasta lo alto de la fortaleza y que está también incluido en la Salzburg Card.
La entrada a la fortaleza es libre y además cada cierto tiempo se organiza una visita guiada por sus dependencias con unas audio-guías gratuitas, así que cuando llega la hora, cogemos nuestras audio-guías y recorremos el edificio mientras el aparatito nos va contando la historia de cada zona por la que pasamos.
La visita acaba en uno de los torreones más altos y las vistas de Salzburgo desde allí arriba son impresionantes. Sacamos unas cuantas fotos y al acabar la visita guiada, decidimos bajar a la ciudad porque a lo lejos ya se ve que viene lluvia.
Compramos algo para comer en una pastelería que encontramos en el camino y uno de los pasteles que compramos, nos lo dan después de calentarlo un poquito en el microondas y está increíble de rico, aunque al tomar las notas para la crónica no recordamos como se llama. La edad no perdona, je je.
Con lo que hemos andado hasta ahora ya estamos bastante cansados pero además, cuando vamos a coger el autobús de vuelta al camping, nos liamos y cogemos nuestra línea pero en sentido contrario y nos damos una vuelta suplementaria por todo el sur de Salzburgo antes de que el autobús acabe en recorrido y enfile en dirección al camping después de casi una hora de viaje.
Buff, estamos machacaos y todavía nos queda preparar la comida del día siguiente y poner un par de lavadoras. Elena se lía con la comida y yo con las lavadoras y para cuando terminamos, nos ha dado las 11:30 y caemos en la cama fundidos y pidiendo a gritos unas vacaciones.
Pero sarna con gusto no pica y no hay tregua para los viajeros. Hay que aprovechar las 48 horas de la tarjeta así que al día siguiente nos vamos para el museo de la ciencia y la tecnología. Hoy hemos estado un poco más remolones al levantarnos y entre ponte bien y estate quieto, llegamos al museo para las 11:00.
Eso sí, estamos allí hasta que nos echan a las 17:00. Una chulada. Vemos el aquarium, el reptilarium, el museo de historia natural y algo del museo de tecnología que solo podemos ver a medias porque nos lo cierran en las narices. Una pena, porque nos dejamos por ver un par de plantas llenas de experimentos.
Las instalaciones del museo son impresionantes. Tiene incluso una pequeña zona de pic-nic donde puedes descansar un rato y comerte tranquilamente unos bocatas sin obligarte a pasar por la cafetería.
Vuelta para la autoca, esta vez sin paseítos por el extrarradio, duchas para todos y a descansar que nos hace falta porque mañana nos vamos ya para Alemania.
¡Diossss, vaya ritmo! Estos últimos días están siendo un poquillo acelerados. En Alemania vamos a estar más tiempo y nos hemos propuesto aflojar un poco el acelerador. !Como echamos de menos el ritmo turco!
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