Aunque escri...
Mako-Szeged - Hungría I
Según nos vamos acercando a la frontera Húngara, nos volvemos a encontrar las enormes colas de camiones que ya vimos en las fronteras de Bulgaria y Rumanía. Es impresionante, varios kilómetros de camiones aparcados en el arcén esperando, imaginamos, para gestionar el papeleo y pasar la aduana.
También igual que en Bulgaria y Rumania, para circular por las autopistas húngaras hay que comprar una viñeta y la compramos en una pequeña oficina que está poco antes de pasar la frontera y así ya vamos preparados. En la frontera nos revisan los pasaportes y echan un vistazo por encima a la autoca pero en cinco minutos hemos pasado la garita y estamos ya en Hungría.
Aunque nuestro primer destino es la ciudad de Szeged, nos apetece un poco de relax y decidimos pasar el primer día húngaro tranquilamente en un camping en el pueblo de Mako que está muy cerca de la frontera. Paramos en el pueblo, antes de llegar al camping para sacar algo de dinero húngaro y me recuerda mucho a como andábamos antes con las pesetas porque las cantidades son enormes. Sacamos del cajero 25.000 florines que son unos 65€.
Llegamos al camping Mako y es precioso. Estamos solos. Por las fechas que son, creo que lo acaban de abrir. El camping es una gran pradera verde alrededor de una casa de campo y a la orilla del rio Maros que corre tranquilo a pocos metros de donde estamos aparcados. Es plena primavera y todo esta superverde y el entorno del camping, decorado con carros antiguos y aperos de labranza crea un entorno muy bucólico para pasar nuestro primer día húngaro.
Al día siguiente, llenamos depósitos y salimos camino de Szeged a donde llegamos a media mañana. El GPS tiene otro de sus días grandes y decide por su cuenta enseñarnos las callejuelas más recónditas de Szeged hasta que hartos de la tourné, dejamos de hacerle caso y vamos a ojo.
Cuando conseguimos llegar al parking donde queríamos quedarnos, vemos que no es un buen sitio para quedarse así que cruzamos el puente Belvarosi sobre el rio Tisza y vamos a un parking gratuito que hay al otro lado. Este sí que parece un buen sitio y tiene pinta de ser muy tranquilo así que nos quedamos.
A la tarde dejamos la autoca aparcada y cruzamos el puente andando para visitar la ciudad y lo primero que nos encontramos a la derecha es el gran edificio del museo Mora Ferenc cuya fachada principal es impresionante aunque no tenemos pensado entrar.
Muy cerca del museo, casi casi bajo el puente hay un parque de columpios y allí sí que nos paramos. Estamos un rato pero el viento es frio para estar sentados en la calle y nos movemos hacia el centro. Callejeamos sin rumbo un rato y vamos situando los puntos de referencia que teníamos de Szeged.
Recorremos la calle principal que es peatonal y con muchas cafeterías y llegamos hasta una plaza donde hay puestos callejeros de artesanía y comida y allí probamos por primera vez un kurtoscalacs, un dulce típico húngaro que es como una espiral de masa deliciosa que se espolvorea con chocolate, azúcar, virutas de lo que quieras… Lo hacen delante de ti y te lo dan recién sacado de las brasas donde se dora durante unos minutos. Si eres goloso, merece la pena probarlo.
Al final empieza a llover y nos refugiamos un rato en una de las cafeterías de la calle antes de volver a casa. Hoy los pekes tienen un día especialmente tocapel… digo revoltoso, je je, y nosotros tampoco estamos especialmente pacientes y al final, cuando después de dos o tres avisos, se ponen a jugar a lo bruto en la cafetería, acabamos mosqueados y nos vamos de vuelta a la autoca en plan sargento semana. A ver si mañana nos despertamos todos con mejor pie.
Al día siguiente mismo plan pero esta vez con un par de destinos fijos. Lo primero que hacemos cuando cruzamos el puente es ir a una exposición del antiguo Egipto que hay en una sala cercana al centro. No es muy grande pero es suficiente para pasar un rato y aprovechar las momias y los sarcófagos para hablar de Egipto con los pekes, que siempre es más didáctico que viéndolo en fotografías.
Después vamos a ver la catedral de nuestra señora de Hungría, conocida también como iglesia Votiva con sus dos enormes torres gemelas de ladrillo rojo escoltando la puerta principal y vigilando la gran plaza que tiene enfrente. Realmente bonita.
Volvemos a la calle principal que conocemos de ayer y esta vez el tiempo nos respeta y podemos sentarnos un rato en la plaza de los puestos y los pekes juegan, tirándose por una especie de cuestas de piedra pulida que resbalan y son muy divertidas. Acaban con el chándal requeteguarro pero felices.
De vuelta para la autoca echamos otro rato en el parque que hay bajo el puente y a descansar que mañana salimos hacia Budapest.
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