Aunque escri...
Fethiye-Kas - Playas de ensueño
Llegamos a Fethiye y vamos directos al primer parking que tenía registrado en el GPS pero no podemos entrar con la autoca. Damos la vuelta y vamos para nuestra segunda opción que resulta ser un parking al lado del paseo marítimo y muy cerca de la zona comercial. También tenemos enfrente un parque y una enorme plaza de baldosa lisa que sería fantástica para andar en patinete. El año que viene los llevamos.
Para cuando estamos aparcados ya es mediodía y Elena se pone con la comida mientras los pekes juegan un rato detrás. Necesitamos hacer colada si o si porque tenemos dos bolsones enormes de ropa esperando y ayer encontré en Internet una lavandería en Fethiye que no está lejos de donde estamos aparcados y me voy dando un paseo a confirmar si todavía existe. Efectivamente la encuentro y está en funcionamiento y abierta así que me vuelvo a la autoca a por la ropa.
Hago el paseo de nuevo con las bolsas pero esta vez los pekes se vienen conmigo y me echan un cable. Nos lavan unos 10 kg. de ropa por 20TL (unos 7€) para última hora de la tarde. ¡Perfecto!
A la vuelta hago un pequeño experimento y les reto a los pekes a que me lleven ellos de vuelta a la autoca a ver si han memorizado el camino. Aunque discutiendo entre ellos en algún cruce, consiguen llevarme de vuelta a la autoca ellos solos. ¡Son unas máquinas!
Llevo todo el día con la cabeza un poco cargada y después de comer me echo una siestecita porque me hace falta. Cuando me despierto estoy solo en la autoca y me han dejado una nota de que se van al parque y después a merendar a un McDo que hay cerca. Como no los veo en el parque me voy para el McDonalds y allí están comiéndose unos nuggets y unas patatas. ¡No hay forma de que se zampen un Kebab!
Terminamos la merienda y nos damos una vuelta por el paseo marítimo. Hay cantidad de barcos amarrados con carteles para salir a hacer recorridos por la zona desde pocas horas hasta varios días aunque en estas fechas no se ve ninguno funcionando. Aprovechamos el paseo para pasar por la lavandería y recoger la ropa oliendo rico-rico. Los pekes, además, recuerdan perfectamente el recorrido del mediodía y le hacen una demostración a su madre de que saben volver solos a autoca. ¡Se quedan más anchos que panchos!
El sitio es genial pero el cielo está bastante encapotado y para mañana dan mal tiempo. Con las placas no vamos a poder cargar así que decidimos movernos hacia la zona de Oludeniz donde tenemos un par de campings fichados.
Oludeniz es un pueblo con una de las playas más fotografiadas del mediterráneo porque tiene una especie de lagoon o laguna marina interior muy tranquila con un pequeño canal para la entrada y salida de agua y unas aguas color turquesa increíbles. Llegamos a Oludeniz bajando una pendiente de narices que para volver tendremos que subir en segunda.
En estas fechas parece un pueblo fantasma y todo el mundo está aprovechando para hacer mantenimiento porque se ven un montón de obras por todo el pueblo. Pasamos el pueblo de largo y nos metemos por el camino que lleva a la zona de los campings y el primero de los que teníamos en la lista está cerrado. Nos bajamos a preguntar y sale un chico que nos confirma que no es posible acampar y nos remite a seguir un poco adelante y preguntar en el siguiente.
Seguimos hasta llegar al Sun City Beach Club pero no es un camping sino una especie de club de verano. Tiene pinta de estar cerrado pero como la puerta está entreabierta, entro a preguntar. Encuentro a un chico que está allí trabajando en el mantenimiento y al final acuerdo con él que nos aparcamos fuera pero él nos facilita electricidad y nos deja usar los baños y el agua por 25TL/dia.
El club tiene columpios, una playa preciosa y unos cuantos pédalos atracados en la orilla. Además está al fondo del Lagoon de Oludeniz en un enclave espectacular rodeado de un bosque bajo que llega hasta el agua. Incluso con un cielo gris como el que tenemos, el sitio llama la atención. El chico de mantenimiento nos cuenta que en un día normal de verano puede haber allí 600 personas. ¡Ufff, demasiado para nosotros!
Pasamos allí dos días enchufados y adelantando tareas caseras porque, aunque no caen grandes chaparrones, llueve cada poco y tampoco hay mucho que hacer por aquí que nos sea ir de excursión y con lluvia es complicado.
Al tercer día amanece despejado y la previsión es buena así que cargamos depósitos, pagamos la estancia y nos vamos a visitar la playa de Oludeniz que todavía no la habíamos visto. La entrada a la zona final de la playa está cerrada y cobran por acceder. Son 6TL para los adultos y 3TL para los niños. Creo que es el primer sitio de Turquía donde nos cobran porque entren los pekes pero enseguida veremos que merece la pena.
La zona exterior de la playa de Oludeniz tiene un color turquesa tan increíble que cuando lo ven los pekes, nos preguntan si estamos en el caribe. Se quedan flipados, y nosotros también. Lástima que se nota que hemos tenido bastante viento estos últimos días y está muy movida, con muchas olas grandes y no nos podemos acercar mucho a la orilla.
La recorremos hasta el fondo y según te vas acercando al canal final, el mar se va calmando. Al lado del mismo canal que da acceso al lagoon, hay un bar-restaurante y está abierto aunque somos los únicos clientes. Nos tomamos un tecito en la gloria mientras nos dejamos calentar por el solete mañanero y los pekes juegan con las cosas que se han traído en su mochila. ¡Estos ratos no tienen precio y seguro, seguro que alargan la vida, je je!
De vuelta a la autoca nos encontramos con otra autoca aparcada que resulta ser de una parejita de jubilados alemanes. Hablamos un rato con ellos y están haciendo nuestra misma ruta pero al contrario y aparte de los sitios que ya teníamos previsto visitar, nos recomiendan que vayamos a Çirali. Tomamos nota porque estas recomendaciones de otros viajeros suelen ser la mejor guía de viaje.
Dejamos Oludeniz poco antes del mediodía y ponemos rumbo a nuestro próximo destino que es el área arqueológica y playa de Patara. Es una zona con bastantes ruinas pero lo que nos interesa de verdad es visitar la playa, una enorme extensión de arena de varios kilómetros y protegida.
Desde que entras en el parque hasta que llegar a la playa hay que recorrer varios kilómetros y a mitad de camino nos encontramos otra vez a una tortuga intentando cruzar la carretera. Vamos tranquilitos así que paramos y la cruzamos porque nos parece que si no la van a espachurrar.
Seguimos hasta la playa y flipamos cuando llegamos. Una enorme playa de varios kilómetros, toda para nosotros. Es una área protegida por el desove de las tortugas (igual que en Dalyan) y no hay ninguna edificación aparte de un pequeño bar-restaurante construido en madera que ahora aparece cerrado. Aunque hace fresquillo, el día sigue despejado y nos animamos a dar un paseo hasta el fondo de la playa y a subir a la colina que la cierra por el sur.
Al otro lado de esta colina todo son unos acantilados que caen a pico sobre el mar y nos llevamos de allí a los pekes porque son un poco temerarios para esto de las rocas y nos ponemos un poco nerviosos. Bajamos y nos recorremos toda la playa de vuelta hasta el bar y en unas tablas que tiene en el exterior nos sentamos a comer un tentenpie que hemos metido en la mochila.
Los pekes aprovechan para seguir jugando un rato en la arena y en media horita estamos de vuelta en la autoca y con rumbo a nuestro destino final del dia que es el pueblo costero de Kas.
Toda esa ruta de la costa Licia es preciosa y disfrutamos de cada kilómetro hasta que llegamos a Kas. Poco antes de entrar al pueblo, vemos una especie de restaurante-área recreativa con parking antes de la marina y tomamos nota por si nos hace falta. Seguimos hasta el puerto y no vemos ningún sitio claro para aparcar.
Después de un ratillo de vueltas acabamos aparcándonos en el mismo puerto frente en la zona de desembarco. Hay una señal de prohibido pero hay coches aparcados y la policía ha pasado y no nos ha dicho nada así que aquí nos quedamos, en pleno centro. Al rato nos damos cuenta de que ha venido otra autoca y se ha aparcado detrás. Mejor, así tenemos vecinos para pasar la noche.
Salimos a dar una vuelta por el pueblo para buscar algún sitio para cenar y al final nos sentamos en un restaurante que nos da buen rollito y cenamos los cuatro de mantel por 33TL. ¡Ahhh, que gustazo no tener que fregar a la noche!
Aunque llegamos con buen tiempo, a la mañana siguiente amanece nublado. Mientras Elena hace clase con los pekes, me voy a dar una vuelta por Kas a buscar una lavandería que volvemos a tener bolsa.
Llego a donde debía estar la que he localizado en internet y efectivamente está, pero cerrada. Pregunto en la tienda de al lado y le localizan en seguida. Me dicen que vuelta en 30 minutos y allí estoy yo con mi bolsa de ropa que recojo a la tarde después de regatear un poco el precio que era un poco excesivo. ¡Que eficacia!
Con las tareas ya hechas, aprovecho para recorrer parte del litoral de Kas. Es precioso, con un agua trasparente que a poco que salga el sol, dan ganas de zambullirse. Sigo hasta llegar a un camping que teníamos fichado por si nos hacía falta. No tiene mala pinta pero creo que vamos a poder pasar sin él. Cuando termino el paseo, me meto en un bar cercano a la autoca a escribir un poco y enseguida empieza a llover. Ya no para en todo el día.
De vuelta a nuestra casita, aprovecho para presentarme a los vecinos de la autoca de al lado que son una parejita de jubilados suizos aunque no hablan mucho inglés y no podemos enrollarnos demasiado. ¡Los jubilados europeos sí que saben vivir!
El día siguiente amanece frio pero soleado y decidimos movernos. Nuestro siguiente destino es Demre, un pueblo costero del que no sabemos nada pero donde se supone que hay un área de autocas en la misma playa. ¡A ver que nos encontramos!
Hosted by DUOK Informática, S.L. |
Uploaded with GOODSPEED Solution Stay connected where ever you go |