Aunque escri...
Bergama - La otra Acrópolis
Salimos de Troya con la idea de llegar a Bergama en tres días aprovechando para conocer algunos pueblos costeros que nos pillan de camino en la ruta.
El primer pueblo donde queremos parar se llama Altinoluk y ocupa una enorme extensión de terreno paralela a la costa. Hace un viento de narices que llega directo desde el mar pero por lo menos no es racheado. Aparcamos donde habíamos visto en Google maps y resulta un sitio genial y tranquilo.
Damos un paseíto por el pueblo y aunque ahora no hay mucha gente, ya se ve que en verano esto tiene que ser un mundo. Con la tontería hemos andado bastante y los pekes empiezan a quejarse. Buscamos un sitio para sentarnos a tomar algo y descansar un rato. Finalmente encontramos una cafetería frente al mar que también dan comidas rápidas y decidimos que nos quedamos a comer allí.
Nosotros nos pedimos una Ayvalik Tostu (un sandwich con rebanada grande que lleva, ensaladilla rusa, tomate, lechuga, embutido…) y para los pekes unas tortillas que te sirven en unas cazuelitas de barro y unas patatas. Todo está superbueno y hasta los pekes se comen casi toda la tortilla (también será el hambre que tenemos, jeje). Toda la comida, con los tes y el agua incluida, nos sale por 30TL.(10€) Así da gusto. Por los menos aquí, el dinero nos cunde un poco. Despues de comer vuelta a la autoca y tarde casera.
Despues de una noche ventosa pero tranquila, desayunamos y nos ponemos en marcha hacia Ayvalik. El tiempo no es malo pero tampoco es bueno. No llueve pero hace bastante frio y esta nublado. Llegamos a Ayvalik pero en este caso el sitio que habíamos visto no nos gusta demasiado y seguimos un poco más adelante hasta que encontramos un aparcamiento junto al paseo marítimo que está bien. Está cerca de la carretera pero no encontramos nada mejor y el sitio nos da buen rollo así que nos quedamos.
Desde allí recorremos el paseo que no es muy grande y como llegamos enseguida al final, nos damos la vuelta y acabamos en una cafetería que está al lado del campo de futbol del pueblo donde ahora están entrenando unos chavales poco mayores que los nuestros.
La cafetería debe ser municipal o algo así porque los precios son superpopulares. Nos cobran por un té 0,5TL (unos 15 cent.). Pasamos un rato muy a gusto y ya de camino a la autoca, nos pasamos por un DIA a hacer algo de compra (¡Si, en Turquía también hay DIA!).
A la tarde damos una vuelta hacia el otro lado del paseo marítimo pero no hay mucho más que ver y acabamos en otra cafetería porque en cuanto se hace de noche hay muchísima humedad y frio y la cosa no está para estar por la calle.
Al día siguiente, Dikili es nuestra tercera parada en el camino hacia Bergama pero como llegamos muy pronto, decidimos acercarnos hasta Candarli que es un pueblo que está a pocos kilómetros y que tiene una fortaleza medieval muy chula. Cuando llegamos, resulta que la fortaleza está cerrada así que no podemos visitarla pero como ya estamos aquí, de perdidos al rio, y nos damos una vuelta por el pueblo. El día está bastante triste y no hay mucha gente paseando pero tenemos la misma sensación que en Altinoluk, ¡esto en verano tiene que estar a rebosar!
Con la cosa del paseo se nos ha echado la mañana encima y nos vamos a quedar a comer en Candarli que así volvemos a Dikili ya comidos y la intendencia es más sencilla. Encontramos un sitio con buena pinta cerca de la autoca pero en cuanto entramos nos damos cuenta de que casi hace más frio dentro que fuera. ¡No hay calefacción o por lo menos no la tienen encendida! Y eso que hay bastante gente comiendo. Eso sí, todo el mundo con su chaqueta puesta y felices de la vida.
Así que aplicamos la máxima de "Allá donde fueres haz lo que vieres" y nos sentamos con nuestros abrigos puestos y nos zampamos un par de rollos de Kebab y unos sandwiches para los pekes que se comen a medias y nos vamos enseguida para Dikili que no está la temperatura del local para hacer mucha sobremesa. Llegamos a Dikili a media tarde y nos aparcamos en la carretera principal al lado de un parque y unas canchas deportivas pero como el tiempo no está para salir, acabamos haciendo tarde casera.
Para nuestra sorpresa, al día siguiente amanece esplendido y aunque nuestra idea era salir para Bergama prontito, decidimos quedarnos a disfrutar de este regalo, que nos apetece cargar sol después de varios días un poco oscuros. Nos vamos a ir ya de paseo cuando al plegar la escalerilla de la entrada, se nos queda atascada. Hago varias pruebas y no consigo ver qué pasa así que la aseguro con cinta americana para que no se abra mientras viajamos y ya la revisaré a fondo cuando lleguemos a Bergama que en el Kamp estaremos más tranquilos.
De momento, con el dia que hace, nos olvidamos de la escalera y nos vamos a pasear hasta en centro absorbiendo calorcito y después del paseo nos sentamos en una cafetería frente al puerto a tomar un te como dios manda sin tener que abrocharnos la chamarra hasta arriba. ¡Ah, que gustazo!
Con el calor en el cuerpo nos ponemos de camino a Bergama y llegamos enseguida. El Kamp está en obras porque están adoquinando el camino de entrada pero nos hacen un huequito para entrar y el sitio está genial. Nos aparcamos cerca del restaurante para pillar bien el WIFI y me lio con el tema de la escalerilla de la entrada. Desmonto el mecanismo y veo que no hay nada roto. Me da la impresión de que es un problema de suciedad así que limpio todo bien y lo vuelvo a montar y ¡Voila!, funciona.
El resto del día lo pasamos entre descargar depósitos, poner lavadoras, cocinar… mientras los pekes andan a lo suyo jugando en una esterilla enorme que les he puesto sobre la hierba.
Al día siguiente nos vamos a visitar la acrópolis de Bergama. Se llega enseguida hasta el parking de autobuses. Yo había visto en el maps que hay carretera hasta arriba pero nos dicen que es posible con un coche pero bastante complicado para una autoca así que nos quedamos allí. Nos quieren cobrar 19TL por aparcar pero después de llorar un poco nos lo deja en 9TL.
Desde el parking hasta la acrópolis hay un buen trecho de distancia y de desnivel que se salva en un teleférico muy chulo. (10TL por cabeza, los niños no pagan). Los pekes no habían montado nunca en uno y se ponen un poco nerviosos con la novedad aunque enseguida se acostumbran. No hay mucha gente y vamos en una cabina para nosotros solos. El trayecto dura cinco minutos pero merece la pena porque las vistas son espectaculares.
Arriba hay unas cuantas tiendas de souvenirs y pasándolas, enseguida se entra a la acrópolis. Es realmente espectacular y en cuanto a zona visitable, no tiene nada que envidiar a la de Atenas, de hecho, a nosotros, nos gusta más.
No es tan grande en cuanto a extensión y dimensiones de los monumentos pero está mejor conservada y tiene más zonas para ver. Es impresionante el teatro que, aparte de ser enorme, es el que tiene más inclinación de todos los que se conservan actualmente.
También aquí están de obras porque están ampliando las pasarelas por las que te mueves entre las distintas ruinas y está quedando francamente bien. Las vistas desde cualquier lado de la acrópolis son increíbles mires a donde mires. Desde luego, sabían elegir los sitios. Terminamos la visita, tomamos un té en los chiringuitos de la entrada, compramos alguna cosilla en las tiendas de souvenirs y cogemos de nuevo el teleférico para bajar.
Nuestra idea es buscar aparcamiento en el centro de Bergama y quedarnos a dar una vuelta y buscar algún sitio para comer.
Encontramos aparcamiento pero el centro de Bergama no resulta un sitio demasiado agradable para pasear y enseguida nos vamos a buscar un sitio para comer. Nos metemos entre callejuelas y cuando ya estamos un poco cansados de dar vueltas, nos damos de frente con una especie de restaurante-chiringuito que nos da buen rollo y allí nos metemos.
No tiene mucha variedad pero todo lo que hay tiene una pinta estupenda y es comida en plan casero. Nos pedimos unas alubias para nosotros y arroz para los pekes y unas raciones de kofte de segundo. Todo ayudado por unas enormes raciones de yogourt que hacen las delicias de los pekes. ¡Guau, nos hemos puesto las botas!
Cuando vamos a pagar, no nos lo podemos creer, 45TL (unos 15€). Realmente en Turquía te puedes permitir un caprichito de vez en cuando.
Al día siguiente, nos vamos a visitar el Asklepeion, una especie de sanatorio antiguo donde estuvo ejerciendo el famoso Galeno. Vamos después de comer pero como no acabamos de hacernos al horario turco (aquí se come a las 12), llegamos un poco justos porque cierran a las 16:30.
En la entrada hay un cartel con precios del parking pero no viene nadie a cobrarnos. Imagino que estas horas ya no esperan a nadie. Entramos de todas formas y es una chulada, muy bonito y con un montón de pasadizos y túneles para visitar con los pekes y darle un poco de emoción a la cosa.
Justo al lado del Asklepeion, hay una base militar repleta de tanques y casualidad hoy están de maniobras y se les ve perfectamente desde las ruinas. Incluso se escucha de vez en cuando el zambombazo de algún tanque disparando. Entre pitos y flautas, se nos pasa el tiempo volando y al final, cuando estamos descansando un poco en el teatro, nos tienen que venir a avisar los guardias de que van a cerrar.
El tercer y último día que pasamos en Bergama, madrugamos un poco y tendemos temprano la última colada para poderla recoger al mediodía y después de comer, salimos rumbo a Izmir con unos cuantos días en medio para disfrutar de lo que encontremos por el camino.
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