Aunque escri...
Bursa - Una gran sorpresa
Después de una noche de transición en un área de autopista, llegamos a Bursa. Aprovechamos un centro comercial que encontramos poco antes de entrar que tiene un Carrefour y hacemos la compra para los siguientes días.
Al salir de hacer la compra nos topamos de bruces con una lavandería-tintorería y como ya tenemos un bolsón considerable volvemos a la autoca para cogerlo y traerlo. Nos cuesta un poco hacernos entender, pero conseguimos explicarles que solo queremos lavar y secar, sin planchar ni nada más. Incluso así el precio que nos proponen es bastante caro para lo que nos hemos encontrado hasta ahora pero creo que nos lo vamos a ahorrar en dar vueltas por Bursa buscando otro sitio y al final lo hacemos allí.
Ahora toca buscar donde dormir. Tenemos unas coordenadas GPS de un área gratuita que nos pasó Sureyya en Tekirdag y vamos para allá. Está en las afueras de Bursa a unos 6 kms. del centro pero con el GPS lo encontramos fácil. En la entrada hay una puerta corredera que está cerrada pero en cuanto nos acercamos, sale un guarda de una caseta y nos la abre. Le decimos que venimos a pasar un par de noches y nos dice que sin problemas y que adelante, y además que efectivamente, es gratuita.
Entramos al área y flipamos. Las instalaciones son increíbles para lo que nos estamos encontrando en Turquía. Toda el área urbanizada, cada parcela delimitada, el suelo con adoquines abiertos para que no se encharque, tomas eléctricas, zona de desagüe, duchas, fregaderos, una zona de picnic super cuidada, columpios, salón social… ¡Guau, solo le falta tener WiFi para ser el área perfecta! Todavía nos estamos pellizcando por si es un sueño.
Nos enchufamos y enseguida viene el guarda junto con otro chico que parece ser el encargado y conversamos un rato. Al parecer, el área la gestiona una asociación caravanista de Bursa y es de acceso libre para los caravanistas que la necesiten. Imagino que en verano será difícil encontrar plaza pero ahora, aunque hay unas cuantas caravanas, estarán solo invernando porque estamos casi solos.
No nos habíamos dado cuenta pero a pocos metros de donde hemos aparcado, hay un campo de futbol de hierba artificial que también pertenece al área. ¡Increíble, esto tiene que ser un sueño y nos vamos a despertar de un momento a otro! Se lo enseño a los pekes y aunque nos tocaba clase, hacemos un rato de recreo y nos vamos a probarlo. ¡Que vicio de partidillo, me encanta disfrutar con los pekes de estos momentos tan sencillos pero tan especiales!
Lo único que no nos acompaña es el tiempo pero tampoco podemos pedirlo todo y con que no llueva ya nos conformamos.
Al día siguiente queremos visitar el mercado cubierto de Bursa y Ulu Camii, la gran mezquita, que está al lado. Buscamos en Google Maps una zona para aparcar lo más cercana posible y nos ponemos en marcha. Bursa es una gran ciudad y se nota cada vez que quieres desplazarte en coche. El tráfico es muy denso y cuesta bastante llegar a los sitios pero en este caso la zona que había visto para aparcar resulta acertada y en quince minutillos de andar estamos en la zona del mercado.
Lo que más nos llama la atención de estos mercados turcos es la cantidad de gente que hay paseando y comprando un día cualquiera por la mañana. ¡Igual en España pasa lo mismo y no lo vemos porque estamos currando! A ratos parece un sábado por la tarde y hay cantidad de puestos callejeros de simit y otros tipos de bollos también de aspecto delicioso. Nos decidimos a probar otro llamado Fogaça y resulta que está relleno de queso feta, ¡uhmmm, delicioso! y por 1TL (0,33€) cada uno.
Salimos del bazar y nos vamos a visitar Ulu Camii, la mezquita más grande de Bursa, que queda cerquita. Nos descalzamos y entramos pero, claro, después de ver la mezquita azul, es difícil, ver otra que te sorprenda aunque por lo menos en esta hay menos gente y se puede ver con más tranquilidad. Vueltita por el interior y para fuera.
En el exterior de la mezquita, hay unos servicios para chicos y para chicas y Elena aprovecha para entrar y puede presenciar como las mujeres se arreglan y se colocan el pañuelo en la cabeza que por lo que me cuenta, tiene su ceremonia y su técnica.
De camino hacia la autoca tomamos un tecito y acabamos nuestro primer día en Bursa en un precioso y enorme parque que hay cerca de donde hemos dejado la autoca. Los pekes juegan un buen rato y nosotros podemos descansar que nos hace falta porque entre pitos y flautas estamos haciendo kilómetros a pie de verdad.
Al día siguiente amanece nublado y al poco tiempo empieza a llover, así que decidimos aprovechar para quedarnos en el área y descansar, adelantar con las clases, escribir, leer, jugar, o no hacer nada… En el área hay otra caravana con un señor turco pero aparte de saludarnos poco más porque el tema del idioma es un problema para comunicarnos.
El tercer día también pasamos la mañana en el área. Como es sábado, vienen más familias a pasar el fin de semana y se acercan por la autoca con curiosidad. Nos saludamos y hablamos un poco, más por mímica que otra cosa, pero no podemos ir mucho más allá porque no encontramos a nadie que hable inglés.
A la tarde el tiempo ha mejorado lo suficiente para salir así que cogemos la autoca y nos vamos otra vez a Bursa, aprovechamos para hacer una pequeña compra y después visitamos la mezquita verde y la tumba verde. Las visitas no nos llevan mucho tiempo y al salir, callejeando por los alrededores encontramos un sitio genial para tomarnos un tecito.
Ya de vuelta a la autoca, Elena y yo entramos en un pequeño chiringuito a comernos un kebab y nos quedamos alucinados porque el chico nos empieza a hablar de futbol y conocía la Real Sociedad y el athletic de Bilbao y nos empieza a hablar de los jugadores de la cantera… ¡Si sabía más que nosotros!
De vuelta para el área nos pilla un atasco monumental para salir de Bursa y nos pasamos media horita casi sin movernos. Es que es sábado por la tarde y esto es una gran ciudad, Todo no se puede…
El domingo no tenemos planeado ir a ningún lado y lo pasamos tranquilamente en el área adelantando clases y preparando la partida de la tarde. Después de comer y de despedirnos de nuestros anfitriones, cogemos carretera con la sensación de que nos va a costar encontrar un sitio como este.
De todas formas nuestro siguiente objetivo no está nada mal. Nos espera Troya y su famoso caballo.
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