Aunque escri...
Kalamata-Nafplio-Korinthos
Salimos camino de Kalamata pero ni siquiera conseguimos llegar al sitio donde pensábamos dormir porque el camino es tan estrecho que casi no pasamos y no queremos arriesgarnos a llegar a un punto en el que no podamos dar la vuelta.
Reculamos y seguimos hacia el centro de la ciudad y buscamos una alternativa cerca del puerto deportivo que cuando llegamos tiene bastante buena pinta. Aparcamos y damos un paseíto por la zona a para estirar las piernas y ver un poco el entorno. Lo primero que recorremos es la propia marina y en la parte de atrás, escondida de la vista desde la carretera, vemos que hay una autocaravana griega. Seguimos el paseo pero ya tenemos claro que vamos a meter la autoca en la marina para dormir cerca de la otra porque parece un sitio seguro y muy tranquilo.
Alrededor de la marina no hay mucho más, unos cuantos restaurantes y las explanadas para poner en seco los barcos así que volvemos, aparcamos la autoca al lado de la griega y nos vamos a tomar un cafecito al Yatch Café del puerto.
¡Sorpresa! Resulta que están ensayando y probando sonido para la fiesta de nochebuena o nochevieja (suponemos) y tenemos musiquita en directo que aquí en Grecia es bastante común. Después de un rato muy agradable con la música y jugando con los pekes, nos recogemos que mañana seguimos viaje hacia el norte.
Noche supertranquila y en marcha hacia Nafplio en el extremo norte del golfo Argólico a donde llegamos casi al mediodía con un tiempo fantástico. La primera vista que tenemos de Nafplio nos deja flipados porque el parking donde nos vamos a quedar a dormir está a los pies del fuerte Palamidi que nos vigila desde lo alto y justo encima de una pequeña playa de cantos con un agua turquesa increíble.
Comemos y nos preparamos para subir hasta el fuerte. Son 896 escaleras para arriba y otras tantas para abajo pero lo cogemos con ganas. Cuando llegamos arriba ya son las15:40 y el chico nos dice que cierran a las 16:30 pero que nos da tiempo justo para visitar el fuerte así que para adentro que no es cuestión de haber subido para nada.
El fuerte está muy bien conservado y lo pasamos genial salseando aquí y allá con los pekes pero lo que de verdad merece la pena son las vistas sobre Nafplio que son sencillamente impresionantes. Hay que reconocer que el día también ayuda con un cielo azul de invierno para no olvidar.
Nos hartamos de sacar fotos y nos da la hora de cerrar casi sin enterarnos.
Emprendemos la bajada aprovechando para jugar con los pekes a contar los escalones y verificar la información que habíamos leído. Cuando llegamos abajo, todavía nos queda un rato de luz y el día invita a pasear así que nos acercamos a la playa que tenemos debajo del parking y los pekes juegan un rato en la orilla mientras nosotros nos sentamos disfrutando y alucinando con el paisaje.
Al día siguiente mientras los pekes dan clase con Elena, me bajo al pueblo a dar una vuelta y resulta que bastante cerca de donde estamos aparcados hay un parque infantil de navidad con autos de choque, camas elásticas y ese tipo de cosas. No sabíamos si por aquí tendrían también esa costumbre y es fantástico comprobar que sí. Los pekes se ponen muy contentos cuando se lo cuento y en cuanto terminan las clases bajamos a visitarlo. Aparte de las atracciones normales al fondo del parque hay un señor que tiene coches a baterías y por 3 euros pueden montarse los dos durante 10 minutos y corretear por allí. Lo prueban y se lo pasan teta así que no nos queda más remedio que repetir.
Después de un buen rato en los coches, recorremos todo el parque de vuelta y en el otro extremo hay una especie de mercadillo navideño que parece hecho por los chavales del instituto local. Cada clase tiene su puestito y venden las cosas que han fabricado. En algunos hay artesanía, en otros pasteles, adornos navideños y otro montón de cosas. El mercadillo está amenizado con música tradicional griega en directo y nos quedamos un rato a escucharla disfrutando del ambientillo prenavideño.
Volviendo a la intendencia diaria, nos toca buscar de nuevo un sitio para hacer nuestra super colada de 10 días. Buscando en Internet, encontramos una lavandería a peso en el centro de Napflio, y a la tarde nos vamos a ver si la localizamos. Efectivamente está allí y cobran 3€ por kilo de ropa lavada, secada y doblada. Es un poco caro para nosotros pero no tenemos otra opción y dejamos la ropa para recogerla al día siguiente.
Por la mañana desayunamos tranquilamente y nos ponemos en marcha. De camino paramos en el pueblo para recoger la ropa. Elena le echa un vistazo y aunque está limpia y seca, no tiene olorcito rico como dice ella. Como suele pasar, es el sitio más caro donde hemos lavado la ropa hasta el momento y donde peor la han dejado. Sin más historia organizamos la ropa en el armario y salimos ya para Korinthos donde tenemos cita el día 23 a la mañana para cambiar el cristal de la autoca. ¡Nafplio es uno de los sitios que más nos han gustado pero ahora el canal de Korinthos nos espera!
Llegamos a Korinthos sin problemas pero como nos está pasando últimamente, el sitio que teníamos documentado para dormir no nos gusta demasiado y buscamos una alternativa que acaba siendo el parking del puerto donde aparcamos y pasamos la noche tranquilamente.
A la mañana siguiente nos vamos hacia la delegación de Carglass donde hemos pedido la cita pero resulta que aunque nosotros pedimos la cita, nos la tenían que haber confirmado y no fue así. Hablando con el chico del taller me dice que nos llamaron un par de veces pero que no consiguieron contactar con nosotros. (Seguramente es cierto porque en Grecia estamos teniendo problemas con el Roaming de nuestros móviles).
En resumen, que hoy no vamos a poder hacer nada aunque aprovecha para echar un vistazo al cristal y me confirma que no es posible repararlo y que vamos a tener que cambiarlo. Ellos aquí no pueden hacerlo porque somos demasiado altos pero, muy amablemente, nos hace la gestión de buscar una alternativa y en el pueblo de Mandra a unos 60 kms. en dirección a Atenas tienen el cristal y además allí si que es posible hacer el cambio. Ya solo queda ver cuándo puede ser. Echa un vistazo al calendario y tienen un hueco mañana 24 de diciembre a las 10:00 de la mañana.
Después de 10 días esperando, nos vemos el día de nochebuena pasando la mañana en el taller y eso que nosotros queríamos ya estar en el camping disfrutando de estos días tranquilamente. ¡En fin, es lo que hay, así que palante!
Aprovechamos el resto del día para dar algo de clase y cuando ya nos vamos a poner en marcha hacia Mandra, veo que se acerca un barco remolcado con pinta de ir a atravesar el canal. Como estamos aparcados muy cerca, se lo comento a Elena y nos vamos para allá a toda pastilla a ver si nos da tiempo a verlo pasar. Llegamos justito y aunque el barco no es muy grande, verlo pasar tan cerca impresiona bastante y es muy curioso ver como el puente en vez de elevarse para que pase el barco, lo que hace es sumergirse y volver a emerger cuando el barco ha pasado. ¡Es un puente sumergible!
Llegamos a Mandra y después de unas cuantas vueltas sin encontrar ningún sitio decente, nos quedamos a dormir en una calle con pinta tranquila y a la mañana siguiente nos vamos a buscar el Carglass. Las coordenadas del GPS debían estar mal y nos lleva al centro del pueblo. Evidentemente allí no hay nada que se parezca a un Carglass y tenemos que encontrarlo preguntando por aquí y por allá lo que nos lleva un buen rato.
Lo encontramos requeteescondido en medio de un polígono industrial y aunque nos confirman la cita, nos dicen que tienen un problema con el técnico y que no va a poder estar hasta dentro de un par de horas. ¡Empiezo a sospechar que de verdad vamos a pasar la nochebuena en un taller de Carglass! Decidimos quedarnos a esperar allí mismo y muy amablemente nos permiten enchufarnos, usar el Wifi y hasta nos invitan a cafecito. La verdad es que aparte de la espera en sí, nos tratan estupendamente y se les ve apurados por la situación. Para provechar el tiempo, les ponemos una peli a los pekes y nosotros vamos adelantando cosas pendientes.
Al final después de esperar un par de horas viene el técnico y enseguida se ponen a cambiar el cristal que les lleva otra horita y media entre pitos y flautas y eso sin contar que después de colocarlo, hay que esperar una hora sin moverse para que se fije bien. Vamos que a las cuatro de la tarde estamos saliendo de Mandra con nuestro flamante cristal nuevo en dirección al camping Bacchus cerca de Lavrio donde queremos pasar la nochebuena y a donde llegamos poco después de las cinco y media con el tiempo justo de preparar la cena pero esa ya será la siguiente historia...
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