Aunque escri...
La calma después de la tormenta (P.N. de Krka-Skradin-Sibenik)
Nos levantamos en el autocamp Marina en Lozovac y la previsión de tiempo se cumple. Amanece un día espectacular y después de desayunar nos ponemos en marcha hacia el Parque Nacional de Krka.
Este parque nacional es un conjunto de lagos y cascadas a lo largo de unos cuantos kilómetros del cauce del rio Krka. Inicialmente no teníamos claro si lo íbamos a visitar pero como no pudimos ir a Plitvice por el tiempo, decidimos que Krka si lo íbamos a ver. La entrada al parque está a pocos kilómetros del Kamp y llegamos enseguida.
No hay nadie más en el Parking y me dirijo a la caseta de entrada donde supongo que tendremos que coger los tickets de acceso. Dos adultos y dos niños, 100 kunas (unos 13,00 euros). Nos parece muy barato para los precios que teníamos de Plitvice y de las cuevas de Postojna y es una alegría porque esto de las visitas es uno de los gastos importantes del viaje.
He visto en el folleto que nos dieron ayer en el Kamp que hay un parking abajo del todo junto al comienzo del paseo y les pregunto a las chicas de la entrada si es posible bajar con autocaravana. Me comentan que no hay problema y recorremos los cuatro kilómetros con ganas de empezar el recorrido.
En el parking de abajo solo está el coche del guarda del parque que nos indica dónde dejar aparcada la autoca y por dónde empezar el paseo así que después de coger comida y agua nos ponemos en marcha.
El entorno es impresionante y mucho más por el hecho de estar casi solos (al rato llegan un par de coches más). El recorrido es una pasarela de madera de un par de metros de ancho que discurre por encima del agua al borde los lagos y las cascadas.
Que increíble es ir recorriendo todo el camino, tranquilamente sin nadie delante ni nadie detrás… Una pasada!!! Vamos parando en cada mirador y en cada sitio que nos llama la atención y disfrutamos de verdad del paseo.
Al rato llegamos a una especie de área de Pic-nic y como los pekes tienen hambre, paramos a hacer un almuercito y aprovechamos para leer con ellos unos carteles informativos que hablan de los animales que viven en el parque.
En el área de picnic está también sentado un señor con un soplador de hojas que al rato se levanta y sigue el camino por la pasarela. ! Era el encargado de ir quitando las hojas de la pasarela (estamos en otoño) para que los visitantes puedan pasear tranquilos! Viendo esto decidimos quedarnos un rato más descansando para no adelantarle y dejarle trabajar tranquilo. ¡Y así además, así nos encontramos el camino limpito, oye!
Al rato seguimos con el paseo y llegamos hasta las cascadas más espectaculares, un conjunto de saltos grandes al que llaman Skradinski buk. Es una pasada y nos hartamos de sacar fotos. En verano además dejan bañarse al pie de las cascadas. En esta zona, además hay otra área de picnic con bares y terrazas aunque en estas fechas están cerradas. ¡Todo no se puede!
Seguimos nuestro paseo hasta que llegamos al otro lado del cauce del Krka y allí hay un montón de edificaciones simulando los oficios relacionados con el agua y como se usaba antiguamente su fuerza para mover diferentes mecanismos imposibles de mover por la fuerza del hombre. Hay molinos, herrerías, lavaderos …
Todos se pueden visitar pero deducimos por los carteles con horarios que hay en cada uno de ellos que en verano, además, hacen demostraciones en vivo de cómo se usaban antiguamente.
Allí mismo encontramos un pequeño recinto con mesas y bancos, al lado de una enorme cascada donde nos podemos sentar a comer tranquilamente nuestros bocatas mientras la cascada nos acompaña salpicando la mesa de al lado. Un lujo.
Acabamos de comer y seguimos un rato más recorriendo algún otro edificio que nos quedaba y ya volvemos a la caravana.
Esta parte que hemos visto es solo una parte del parque y en verano se pueden contratar excursiones en barco por el rio que te permiten ver los pueblos y las islas que recorre su cauce. Ahora también se pueden visitar pero hay que ir por carretera y es bastante recorrido porque hay que subir hasta arriba y volver a bajar hasta cada punto de visita. Estamos satisfechos con lo que hemos visto y no nos apetece mucho meternos horas de conducir para ver cada sitio por tierra así que volvemos hacia el Kamp y decidimos ir a pasar la tarde al pueblo de Skradin, otra de las entradas del parque que además nos pilla bastante cerca.
Vimos Skradin por encima el día que llegamos al Kamp porque hay que pasar por allí pero no nos habíamos hecho la idea de cómo era en realidad.
Skradin es precioso. Un pueblo pequeño con acceso al rio Krka por un lado y acceso al mar por el otro. Cuando vi los barcos que había en su marina, no me podía creer que esos barcos estuvieran en un rio hasta que mirando el mapa vimos que tenía salida al mar a través de un estrecho canal por encima del cual discurre un viaducto de la autopista.
Jugamos un rato a futbol en el parking donde hemos aparcado la autoca aprovechando las barreras de entrada como portería y cuando nos cansamos de pegar patadas al balón nos vamos a un parque de columpios que está cerca con tirolina incluida. Después nos dedicamos a pasear por la marina y las calles del pueblo hasta que acabamos subiendo hasta un antiguo torreón en ruinas que domina el pueblo y desde el que hay unas vistas esplendidas de todos los alrededores.
El sol está bajo ya cuando lo miramos desde el torreón y justo, justo nos da tiempo a bajar de nuevo al pueblo y tomarnos un cafecito en una terraza frente a la marina mientras se esconde lentamente frente a nosotros. ¡Qué día tan magnífico y que guinda tan especial para cerrarlo!
De vuelta en el kamp, hacemos algo de clase y después vamos a tomar un cafecito a un recinto del Kamp que hace de cafetería-comedor con nuestros vecinos y con los dueños.
En esta epoca casi no hay gente y estamos como en casa con un ambiente muy familiar. Nuestros vecinos de autocaravana es una pareja alemana que hace sus vacaciones en marzo-abril y en octubre-noviembre. Nos cuentan que el año que viene van a ir a España con la autoca y nosotros les contamos nuestro proyecto de vuelta al mundo y alucinan un poco sobre todo por el tema de hacerlo con los pekes.
Nos intercambiamos los mails y aunque su idea es irse hacia el sur, les decimos algunos sitios que deberían visitar fijo si pasan a España por Irún.
Al día siguiente seguimos en el Kamp porque estamos muy a gusto y seguimos nuestras rutinas mañaneras normales para ir adelantando en las clases. Aunque durante la mañana el tiempo se ha ido poniendo gris, después de comer nos apetece salir y decidimos acercarnos hasta Sibenik que está a unos 9 Kms.
Aparcamos en un parking en el puerto y el chico que está en la garita nos apunta la hora en un papel y nos lo da. Supongo que para calcular el importe para cuando salgamos.
Es una pequeña ciudad con un casco antiguo construido sobre una colina coronado por un fuerte. Nos perdemos por sus callejuelas y vamos ascendiendo un rato en busca del fuerte y encontramos un montón de pequeñas iglesias y santuarios a cada poco trecho a cada cual mas curiosa.
Cuando por fin llegamos a lo alto y encontramos el fuerte, vemos que está cerrado porque está en obras y nos quedamos sin visitarlo.
El tiempo va empeorando y el paseo no da para más así que nos volvemos para el parking del puerto donde está la autoca. El chico que nos ha dado el papel con la hora no aparece por ningún lado y al final el parking nos sale gratis.
Vuelta al Kamp a cenar y descansar que mañana queremos ir hacia Trogir…
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