Aunque escri...
En los dominios del viento (Malinksa - isla de Krk)
Nuestro siguiente destino está en la isla de Krk, una isla cercana a Rijeka a la que se accede por un viaducto de medio kilómetro sobre el Adriático.
En esta zona de Rijeka, el monte cae a pico sobre el mar y las carreteras, están prácticamente colgadas sobre el barranco. A mí me impresionan mucho y con la autocaravana, más. La carretera para llegar desde Rijeka a Krk es también de este tipo y cuando te toca circular por el carril exterior, da bastante cósica porque no hay demasiadas protecciones aunque mirando al resto de conductores, empiezo a pensar que debe ser cosa mía porque van a toda pastilla y no se les ve muy preocupados.
Llegamos al viaducto y lo pasamos camino del primer camping que teníamos en nuestra lista que resulta cerrado. Vamos hacia la segunda opción que era un Autocamp en Malinska, un pueblito de la parte norte de la isla. También está cerrado pero estamos ya cansados de dar vueltas y decidimos buscar un sitio para quedarnos sin entrar a camping y en el centro del pueblo encontramos un parking al lado de la marina que está fantástico y después de preguntar a unos chicos de una tienda cercana nos dicen que, si somos discretos, no hay problema en pasar la noche así que allí nos quedamos.
Mientras Elena prepara la comida salgo en busca de pan y encuentro muy cerca una "Pekara" con un pan fantástico y en el primer vistazo que echo, el pueblo tiene muy buena pinta.
Comemos y en cuanto termino de fregar, salimos a dar un paseo para aprovechar la luz y descubrimos que Malinksa es un sitio espectacular con un paseo marítimo precioso, con un agua trasparente increíble y un entorno que nos encanta.
De momento el día aguanta aunque a lejos, vemos que se está montando una enorme tormenta sobre el mar y enseguida empezamos a ver los rayos en el horizonte así que nos damos la vuelta y acabamos en una de las dos cafeterías que estaban abiertas en el paseo marítimo. Hoy es domingo por la tarde y no se ve a un alma por la calle. Nos pasó lo mismo en Trieste al llegar el domingo anterior. Nos ha llamado la atención.
Llegamos a la cafetería, justo, justo porque enseguida se pone a llover a mares y después de terminar nuestro cappuccino, echamos un rato jugando con los pekes para esperar a que amaine un poco y llegar hasta la autoca sin empaparnos. Al cabo de un rato, aprovechamos un rato de calma y nos vamos a nuestra casita. Fuera sigue lloviendo bastante y nos espera una noche de mucho, mucho viento.
Al día siguiente decidimos quedarnos un día más en Malinksa porque el sitio nos ha gustado mucho. De momento, cuando voy a por el pan y me asomo al puerto, el temporal sacude fuerte en el exterior de la dársena y el Adriático enfadado tiene una pinta que asusta.
Hacemos nuestras rutinas normales por la mañana y Elena aprovecha para darse un paseo mientras yo hago clase de mates. Vuelve alucinada con la otra parte del paseo que no vimos ayer y a la tarde nos vamos a verla con los pekes.
El mar está muy bravo en algunos puntos del paseo ha sacado rocas y arena hasta la carretera que discurre paralela. Un pino que a la mañana estaba vivito y coleando se ha partido por la fuerza del viento y está en medio del paseo cerrándonos el paso. Lo esquivamos y llegamos hasta un bar al borde del mar que tiene una especie de pasarela que se adentra unos metros en el agua. Ahora aparece completamente destrozada. Van a necesitar una buena reparación.
Los veleros fondeados en una pequeña marina que esta frente al bar, se inclinan ostensiblemente con las fuertes ráfagas que están soplando y eso que no tienen velas. El ruido y la fuerza del viento en esta parte son muy cañeras y decidimos volvernos que ya hemos recorrido un buen trozo. Según vamos volviendo a la autoca el viento se va notando menos y cuando llegamos prácticamente no se nota nada.
Esta mañana he movido la autoca a una zona del parking que no tiene arboles encima por si las moscas. El sitio es francamente resguardado y pasamos una noche muy tranquila. Mañana tenemos que ir sin falta para Rijeka a buscar lavandería que nos estamos quedando sin ropa.
El día siguiente amanece bastante despejado y desde nuestra casita con ruedas en el parking parece que el tiempo va a ser bueno y todavía no nos permite adivinar el que será, seguramente, el peor día desde que empezamos nuestro viaje.
Desayunamos y salimos de Malinska hacia Rijeka. Tenemos que repetir en dirección contraria el trayecto que hicimos el otro día para llegar hasta aquí y eso incluye atravesar el viaducto. Según vamos acercándonos, ya vemos que hoy hace viento de verdad pero no nos hacemos a la idea de cuánto hasta que giramos la última curva y enfilamos el primer tramo del viaducto.
Impresionante. Con el primer meneo se me pusieron de corbata y así hasta llegar a Rijeka. Joder, que meneos no metió. Creo que en mi vida he agarrado el volante con tanta fuerza. Entre el primer tramo del viaducto que es el más corto y el segundo, hay un pequeño trozo resguardado por un promontorio y juro que estuve tentado de aparcar, bajarme y seguir andando, pensando en el trozo que me esperaba todavía. Hasta Elena que iba al lado, se agarró a la puerta porque notaba como nos empujaba. No se cuánto sería el trayecto, seguramente serían solo 400 o 500 mts. pero fueron los más largos de mi vida.
Sin ninguna duda pasamos verdadero miedo y lo malo es que no se acababa ahí y la carretera para llegar a Rijeka nos obsequió con otros cuantos meneos cañeros de un viento que todavía nos tocaría sufrir durante un par de días. Sobre todo en un canal donde se cambiaba de sentido para enfilar hacia Rijeka y el viento se encañonaba como si fuera un pasillo y levantaba el agua del mar en unas nubes blancas que parecía una tormenta tropical. Buf, se me encoge el estómago solo de recordarlo. (Pensándolo ahora fríamente, igual era más la impresión que el peligro real porque los pekes iban atrás viendo una peli y no se enteraron de nada pero nosotros lo pasamos muy, muy mal).
Llegamos a Rijeka y después de algunas vueltas, conseguimos encontrar una lavandería en un centro comercial y allí aprovechamos las tres horas que iban a tardar nuestras dos coladas más sus respectivas secadas (Esto de la secadora ha sido un descubrimiento para nosotros) para hacer la compra en el hiper del centro comercial y comer algo con los pekes en plan Fast-Food.
Al mediodía salimos de Rijeka ya con toda nuestra ropa lavadita y secadita y ponemos rumbo a Senj. No nos habíamos dado cuenta pero tenemos que volver un cacho del trayecto por la misma carretera que hemos pasado antes. Cuando me doy cuenta empiezo a sudar solo de pensarlo. Allá vamos, y además ahora nos toca por el carril de fuera todo el trayecto. El viento esta segunda vez es igual o peor que cuando hemos pasado a la mañana y encima hay más tráfico y yo con el precipicio a la derecha pegadito, pegadito.
Cuando pasamos el tramo malo, el viento baja un poco pero nos sigue pegando buenos meneos y cuando pasa un camión en sentido contrario a toda pastilla, ni te cuento. Al final son solo unos 50 Kms. pero voy tan tenso que cuando faltan unos 20 Kms. para llegar a Senj al pasar por un pueblo donde el viento se encañona también bastante, no puedo más y decido parar y buscar un sitio para dormir y mañana será otro día. !Estoy machacao y esto no tiene pinta de aflojar!
El pueblo se llama Novi Vinodolski y cerca de un Lidl, encontramos un sitio muy resguardadito para pasar la noche y descansar que nos hace falta. La previsión para mañana es algo mejor así que cenita, camita y ya veremos.
A la mañana siguiente, el viento ha aflojado un poco y yo quiero salir cuanto antes así que meto prisa a la familia y nos ponemos en marcha en cuanto desayunamos. Aunque es más flojo que ayer, sigue zurrando y aunque mi idea es coger la autopista, tenemos por delante unos cuantos kilómetros de carretera de la costa y un buen puerto de montaña. A sufrir otro rato tocan. Ni siquiera en la autopista nos libramos del viento y en casi todo el recorrido los paneles indican viento y reducir la velocidad, en algunos casos hasta 40 kms/h. Pa flipar. Yo ya estoy un poco paranoico y hoy voy a necesitar un buen masaje de espalda porque voy como un palo de tieso.
Para acabar de arreglar el día, el autocamp donde pensábamos ir en Bibinje, está cerrado.
Después de hablar un rato y de dar de comer a los pekes que ya llevan encima más de tres horas de viaje, decidimos que de perdidos al rio y nos echamos a la espalda otra hora de conducción hasta un autocamp que sabemos fijo que está abierto en Lozovac, a las puertas del parque nacional de Krka.
Yo necesito parar un par de días en un sitio tranquilo, cargar todo y relajarme un poco.
Cuando llegamos al Autocamp, no me lo puedo creer. Es muy sencillo y sin grandes lujos pero a mí me parece la gloria y tenemos todo lo que necesitamos para estar unos días super agusto y encima dan bueno para mañana y pasado.
Ahhh, que deliciaaaa y sobre todo, sin viento...
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