Aunque escri...
Recorriendo Italia (Celle Ligure)
Salimos temprano de Antibes y como es domingo, hay poco tráfico y enseguida cogemos la Autopista.
Todo va bien hasta que en un peaje francés, dos policías nos hacen señas de que paremos. Como sabemos que los pekes están arriba durmiendo, pensamos que ya la hemos cagado, pero de perdidos al rio y le echamos un poco de morro a ver qué pasa. Después del "Bonjour"• de rigor nos preguntan si hablamos francés y les digo que "un petit peu" y seguimos hablando a lo indio.
Nos preguntan que de dónde venimos, a donde vamos, cuantos días, y al final nos preguntan qué cuantos somos y les digo que somos nosotros dos solos a ver si cuela. Nos piden correr la cortina de la cabina para ver en la parte de atrás y después de mirar un poco por encima nos piden que abramos la puerta lateral para echar un vistazo dentro y ahí ya me acojono de verdad, pero se asoma con la linterna, echa un vistazo rápido y nos dice que sigamos.
¡Menuda librada! En ese momento, no salimos corriendo para que no se nos note pero el susto no nos lo quita nadie. Damos gracias y nos juramos que nunca más vamos a hacer la ruta con los pekes durmiendo porque la broma ha podido ser de aúpa.
Salimos de allí pitando con el susto todavía en el cuerpo y tardamos un rato en volver a recuperar la calma hasta que después de unos cuantos kilómetros ya respiramos y paramos a echar gasoil y a despertar a los pekes para desayunar y continuar con ellos ya abajo porque no queremos más sustos de estos.
Terminamos el desayuno entre camiones aparcados y en cuanto terminamos, seguimos adelante y ya pasamos a Italia.
Recordaba la carretera de cuando estuvimos en la Toscana y es un infierno de autopista, con una sucesión interminable de viaductos y túneles, casi sin arcenes, con mogollón de curvas y con viento racheado lateral. Es un trayecto precioso para el que va de copiloto porque discurre por la parte alta de la costa y las vistas son espectaculares pero un coñazo para el que conduce porque no puede quitar la vista de la carretera ni un segundo y es una conducción bastante cansada.
Aprovechamos que vemos que hay un área en la autopista en la que se pueden vaciar las aguas y decidimos parar para dejar el vaciado hecho y de paso me tomo un cafecito y descanso un poco.
Después de comer y fregar hacemos un poco de descanso mientras los pekes ven sus dibujos en euskera y después nos preparamos para bajar paseando hasta el pueblo. Le he preguntado antes a un vecino hablando en francés-italiano-inglés y me ha comentado que se baja muy fácil.Hacemos el resto del trayecto de tirón y llegamos al área sin más contratiempos. Celle Ligure es un pequeño pueblo costero a unos 30 Kms. al oeste de Génova. El área es sencilla pero está bien y hay otras 4 o 5 autocas más. Nos aparcamos y comemos. Hoy me quiero echar siesta porque estoy machado.
Nos pertrechamos para lluvia por si acaso porque la cosa pinta gris y menos mal porque después de un rato de estar abajo en el pueblo, empieza a caer de lo lindo y nos metemos en una heladería a tomar algo y esperar a que escampe.
Pedimos 2 capuchinos y 2 helados para los peques y esperamos la torta cuando vamos a pagar pero nos sorprendemos con una cuenta de 4,40€ (cafés a 1.20 y helados a 1.00). Así si que se puede salir a tomar algo. Pasamos allí un rato muy agradable, los pekes inventándose juegos con los Gogos(unos muñequitos que tienen) y nosotros descansando y hablando. Al ver tanto gogo en la mesa, se nos acerca un niño de 5 o 6 años pero al oírnos hablar en español no se atreve a entrarnos y se va con sus padres.
Al cabo de un rato para de llover y aprovechamos para subir hasta la autoca. Pero es una pequeña tregua porque a los pocos minutos de estar en la autoca empieza un tormentón de aupa con unos rayos y unos truenos de los que impresionan. Hay que jetar para que los pekes no se asusten pero la verdad es que estas tormentas en una autocaravana, acojonan al más pintado. Como los pekes nos ven tranquilos y que seguimos con nuestras cosas normalmente, siguen con sus juegos y no se preocupan del tema.
Al final, parece que amaina un poco aunque durante toda la noche sigue lloviendo con menos intensidad.
Amanece y el cielo sigue plomizo. Hoy me toca a mi clase de mates con los pekes. Elena aprovecha para bajar al pueblo y dar un paseo tranquila. Llega hasta el final del paseo marítimo y se sorprende muy gratamente con las callejuelas y el ambiente del pueblo. Es un sitio realmente bonito y con buen tiempo tiene que ser estupendo pasear por él pero no nos vamos a quedar más tiempo porque queremos salir para ir acercándonos a Milán.
Comemos, recogemos y salimos para ir haciendo kilómetros. Nuestro próximo destino Voghera.
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