Aunque escri...
Recorriendo Italia (Milán)
Después de un par de días de transito parando en Voghera y en Cestosa di Pavia, llegamos a las cercanías de Milán hacía el mediodía pero antes de entrar a la ciudad, paramos en el centro comercial MilanoFiori para reponer existencias. No encontramos una entrada sin barrera de altura en el propio centro comercial y optamos por aparcar en el parking del Leroy Merlin que está al lado. La verdad es que solo es cruzar una carretera.
Hacemos la compra, repostamos Gasoil aprovechando los mejores precios de la gasolinera del Hiper (el Gasoil en Italia está sobre los 1,72€/lt. si repostas en autopista y puede bajar hasta 1,59 en los centros comerciales o gasolineras fuera de las autopistas).
Con la despensa llena, ponemos rumbo al parking donde tenemos pensado pasar la noche. Se supone que es el parking de la estación de Milán (Porta Génova) y que no se puede entrar por la entrada principal por la altura pero que avisando al guarda te abre una entrada trasera. Todo esto leído en internet. Veremos al llegar.
Cuando llegamos, paro como puedo cerca de la entrada del parking y le toca a Elena ir a buscar al encargado del Parking y explicarle que queremos entrar. Adivino la conversación desde lejos pero por los gestos, veo que no hay problema. Elena vuelve y efectivamente, nos abren la puerta trasera que está cerrada con una cadena y entramos sin problemas. Eso sí, son 25€ por 24 horas pero es la única opción que hemos encontrado para aparcar la autoca cerca del centro de Milán, poder hacer una visita y pasar la noche.
Después de comer nos ponemos en marcha y salimos a la plaza frente a la estación. Con Milán nos ha pillado el toro y no tenemos ni un plano de la ciudad así que entramos a un quiosco a preguntar cómo llegar al Duomo y el encargado nos despacha sin muchas ganas con un par de frases que entendemos a medias, imagino que harto de turistas despistados, pero cuando salimos, un chico que estaba dentro del quiosco, se nos acerca y nos dice que es argentino y que puede ayudarnos y en castellano nos explica cómo llegar. Una maravilla.
Cogemos la calle hasta la Plaza del veinticuatro de Mayo pero allí nos equivocamos de dirección y cuando vamos despistados en dirección contraria, otro señor, muy amablemente, se nos acerca y en italiano nos explica dónde coger el tranvía que nos deja ya en la Piazza del Duomo. (Por si le sirve al algún otro caravanista, hay que coger el tranvía 9 al lado de la misma estación hasta la plaza del 24 de mayo y allí, buscar la parada del tranvía 3 que ya te lleva hasta el Duomo)
La red de tranvías que recorre el centro de Milán es muy curiosa y circulan la mayor parte del trayecto compartiendo calle con los coches y autobuses.
Sin más perdidas llegamos a la Piazza del Duomo, y la vista según entras a la plaza es impresionante, tanto por las dimensiones de la catedral que es enorme como por la cantidad de gente que nos encontramos un jueves de octubre por la tarde. Pensamos que como estará esto un fin de semana de agosto.
Entramos dentro y todavía impresiona más y eso que está cerrado el acceso a toda la parte central y trasera que se ve de lejos que son espectaculares. Incluso los pekes que no son demasiado impresionables por estas cosas alucinan con las dimensiones de todo, la altura de la cúpula, el pasillo central, los órganos, el altar, las vidrieras…
Pero cuando vamos a intentar sacar unas fotos, se nos acerca una amable señorita que nos invita a pasar por caja si queremos hacer fotos en el interior. Pasamos de las fotos y seguimos con nuestra visita que buscando en Internet, habrá mil fotos mejores que las que podamos hacer nosotros.
Después de descansar un rato en el Burger, seguimos con nuestro paseo y nos vamos a recorrer la galería Vittorio Emanuele, que no es otra cosa que una pasarela de tiendas y restaurantes de lujo en una calle cubierta por una cúpula de cristal espectacular. Al final de la galería está la piazza dela Scala que es donde está la fachada de la famosa Scala de Milán que a nosotros nos parece bastante fea y descuidada.
Los pekes empiezan a estar cansados y para darles una alegría, nos vamos a un Burger King que hay en la misma plaza pero después de pedir, nos damos cuenta que los menús no tienen que ver con los que conocemos de España o Francia y que, aparte de ser más caros, también tienen menos cosas y menos cantidad. Encima el comedor está hecho una mierda, con el suelo sin limpiar y las mesas llenas de bandejas. Comemos pero la impresión que nos llevamos es muy mala para estar donde está. Todavía tenemos de vez en cuando estos impulsos de nuestra vida "anterior", pero estamos intentando rebajarlo al mínimo posible.
Vuelta a la Piazza del Duomo y hacemos un recorrido por las calles adyacentes que son todas muy comerciales con tiendas de todas las marcas habituales en los centros de las grandes ciudades. Nos empezamos a aburrir de tanta tienda y como estamos cansados, decidimos poner rumbo a nuestra casita con ruedas a donde llegamos después de repetir la maniobra de los tranvías pero en sentido inverso.
En el pequeño trayecto entre un tranvía y otro, nos encontramos a un señor sentado en el suelo haciendo figuras con zanahorias y con remolachas que nos deja alucinados. Le vemos trabajar un rato y cuesta creer el dominio que tiene y lo que consigue sacar de una simple zanahoria. Increíble.
Llegamos a la autoca muy cansados. Elena no ha tenido esta tarde su dosis de cappuccino y está que se cae. Le traigo uno de un bar cercano a la estación y vuelve a ser ella.
Mañana hacia Sirmione.
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