Aunque escri...
Por las costas de Girona
Llegamos temprano a Platja d’Aro y vemos que el área de ACs está cerrada pero también vemos que hay muchas autocas aparcadas en los alrededores así que buscamos un sitio y aparcamos.
Hay un montón, muchas más de las que nos parecía en un principio porque en la calle que continúa perpendicular hay otro mogollón. No hemos visto tantas juntas en ningún otro sitio de los que hemos visitado hasta el momento.
Al lado del área hay un Skatepark y muy cerca hay un Carrefour, la estación de autobuses y la zona comercial.
El tiempo sigue siendo fantástico y antes de comer vamos a dar un paseo y buscar un sitio para comprar pan. Durante el paseo vemos un par de mini parques de atracciones y centros de juegos con maquinitas, autos de choque y cosas así y entramos un rato en uno de ellos para que los pekes jueguen un rato. Al final un par de vueltas en los autos de choque, curiosear por las maquinitas de videojuegos y vuelta para la autoca a comer.
A la tarde vamos a pasear por la playa y aunque se ha levantado un poco de viento, el dia sigue muy bueno y disfrutamos mucho del paseo y los pekes van aprovechando todos los parques que encontramos en el camino. Después vuelta por la zona comercial y como es domingo, hay muchísima gente y se ve todo muy animado.
Se nota que es una zona muy vip porque hay un montón de tiendas de marca en toda esta parte del pueblo.
También se repite lo que hemos visto en otras zonas de la costa mediterránea. Hay un montón de carteles en ruso, sobre todo de promociones inmobiliarias. Está claro que lo rusos están comprando propiedades por aquí o por lo menos se las están intentando vender.
A la tarde después de desperezarnos un poco, damos un paseo para conocer la parte de Platja d’Aro que está al otro lado de la ría que es donde está en puerto deportivo y de camino, aprovechamos para comprar algunas cosas que necesitamos en un chino enorme que encontramos.A la mañana siguiente la clase que va muy bien y como acabamos pronto, nos da tiempo de acabar de montar la nave de LEGO StarWars. Aprovechamos también para hacer unas compras en el Carrefour. Esta tarde, después de comer incorporamos una nueva rutina para los pekes que es escuchar todos los días una horita de dibujos animados en Euskera para que no pierdan el oído durante el periodo de viaje. Lo cogen con mucho gusto y lo disfrutan.
Al final del paseo, encontramos un espacio frente a la playa que está al lado del puerto deportivo, donde 5 ó 6 autocas han encontrado un sitio fantástico. Imagino que en verano no se podrá estacionar allí pero ahora parece que no hay problema.
Vamos con los pekes hasta el puerto deportivo y después de un rato de desfogarse haciendo el cabra por las rocas del espigón, volvemos a la zona comercial y nos vamos a cenar a un Burger-King. A Unai se le ocurrió la idea y aprovechamos para explicarles los que costaba ir a cenar fuera y que en este viaje no podemos permitirnos hacerlo mucho y ellos decidieron que a pesar de todo querían ir y que ellos se pagaban su cena con los ahorrillos que tienen de lo que les han dado los abuelos. Está bien que conozcan el valor de las cosas.
Pasamos otra noche tranquila en Plata d’Aro y salimos temprano camino del Camping de St. Pere Pescador. Es un camping asociado a la tarjeta ACSI que hemos adquirido antes de salir y la noche nos cuesta 16€ (+ la tasa turística de la Generalitat que creo que es 0,99)
El trayecto es un poco movido porque tenemos que ir por carretera nacional y hay bastantes rotondas y curvas pero llegamos para después de una horita sin problemas. Los pekes han ido durmiendo o por lo menos sin levantarse de la cama.
Al llegar a St. Pere Pescador nos llama mucho la atención que hay un montón de personas negras que están cerca de la carretera a la entrada del pueblo. Pensamos que serán trabajadores del campo porque aquí hay mucha agricultura.
En el camping, nos dejan entrar desde primera hora y elegir parcela. Hay bastantes libres pero para ser octubre está muy lleno. Nos comentan que la mayoría de los clientes son alemanes y ahora tienen las vacaciones de otoño. (El October Fest debe ser)
Antes de instalarnos, vaciamos los depósitos de agua que traíamos llenos y nos instalamos tranquilamente en una parcela cerca de los servicios. Doy clase a los pekes porque nos toca mates. Todo va bien y acabamos pronto.
Después aprovecho para hacer un par de bricos en la AC y después comemos. Los pekes ven su rato de dibujos en Euskera mientras yo hago de lavavajillas y Elena aprovecha para tomar un cafecito tranquila en la terraza del camping.
A la tarde cogemos la merienda y nos vamos a conocer la playa con el balón. No hay mucha gente porque no hace sol pero la temperatura es buena y se está a gusto para juguetear un rato. Hacemos un rato de futbol, otro rato de peleas, vóley, carreras… Vamos que lo pasamos bomba y para las seis y algo nos volvemos y, como nos queda de paso, paramos en la terraza del bar para tomar algo. El último rato se quedan con Elena y yo aprovecho para darme una duchita de esas largas y afeitarme cómodamente.
Al día siguiente amanecemos con un día espectacular y enseguida empieza a calentar. Hoy le toca clase a Elena y yo aprovecho para un par de cosillas que tengo que hacer en la autoca (siempre hay algo que hacer, es como una casa o peor…), tengo que gestionar la liberación de uno de los móviles que vamos a usar como teléfono para los números UK y tengo que mirar cómo hacer para que la radio se pueda encender sin tener que poner el contacto. También aprovecho para ir a pagar al camping y las chicas de la recepción me comentan que han estado viendo la página y que le ha parecido muy chula. Me alegro mucho y comento un ratillo con ellas los pormenores de la aventura y entre pitos y flautas nos da la hora de comer.
Como el día esta tan bueno, ponemos el toldo y comemos fuera como si fuera veranito. ¡Que lujazo, la verdad! Y a la tarde, playa de verdad, con toallas, crema de sol y toda la parafernalia.
A la vuelta de la playa mientras Elena arrea con los pekes, yo voy desmontando todo el campamento que montamos en el Camping para poder salir temprano a la mañana siguiente rumbo a Francia. Cuando volvamos a encontrarnos, será ya en tierras francesas.