Aunque escri...
Plovdiv-Sofia - Bulgaria I
Pasamos la frontera sin problemas pero flipamos con la cola de camiones que están ocupando uno de los carriles de la carretera. Hay varios kilómetros de camiones esperando con pinta de tener que pasar allí bastante tiempo.
Lo primero que hacemos nada más pasar la frontera, es acercarnos a una pequeña oficina que hay junto a una gasolinera a comprar la viñeta obligatoria para circular por las carreteras Búlgaras. Le he pedido a la chica una viñeta para 10 días pero cuando veo la que me ha dado, pone en ingles que es para siete días.
Vuelvo y se lo digo pero la chica insiste en que, para 10 días, esta es la que necesito. No es cuestión de ponerse a discutir en inglés y decido fiarme. Ya Veremos si he acertado. También aprovechamos para echar gasoil que es algo más barato que en Turquía.
Seguimos camino de Plovdiv a donde llegamos en un rato. Buscamos algún parking para aparcarnos en el centro pero entre que algunos tienen límite de altura y en los que no tienen, nos dicen que no se puede entrar con autoca, al final no conseguimos aparcar en ningún lado y decidimos irnos para un camping que tenemos fichado en las afueras.
Me confundo en un cruce y tengo que hacer una maniobra en medio de la carretera y el conductor que llevo detrás se cabrea bastante y echa un par de juramentos en Bulgaro. Más que cambiar de país, parece que hemos cambiado de planeta. No queremos prejuiciarnos pero Elena y yo coincidimos en la sensación de que todo el mundo parece enfadado. Esto no tiene nada que ver con Turquía.
Llegamos al camping y en este caso no tenemos problemas y nos aparcamos para pasar el día. Estamos un poco cansados y hoy no nos apetece liarnos con transportes públicos para ir al centro así que nos quedamos en el camping y aprovechamos para descansar y dar clase. Mientras Elena se queda con los pekes yo me voy a dar una vuelta a ver si veo algo interesante en los alrededores.
Estamos en una especie de polígono industrial y después de un rato de andar, no encuentro nada que merezca la pena así que me vuelvo para la autoca. A medio camino se me acerca un tipo en bici, vestido de camuflaje y con una pinta un poco rara (y eso que a estas alturas del viaje ya casi nada me parece raro) y me empieza a hablar en Búlgaro (supongo). Le hago ver que no entiendo nada y me empieza a repetir lo mismo en italiano. Esta vez le pillo algo más y entre los gestos y lo que pillo del italiano, me viene a decir que tengamos cuidado porque en Bulgaria hay muchos ladrones. ¡Pues empezamos bién!
Veníamos a Bulgaria con un poco de paranoia por un comentario que nos hicieron en Estambul pero después de esto, me voy derecho a donde el chico del camping y le pregunto directamente por el tema de la seguridad en Bulgaria y lo único que me dice es que dentro del camping no hay problema pero fuera, hace un gesto como encogiéndose de hombros.
¡Pues vaya ayuda! Se lo cuento a Elena y coincidimos en las malas vibraciones pero a estas cosas hay que darles tiempo y ya veremos mañana en Sofía. De momento el tiempo aguanta y pasamos un día tranquilito en el camping sin más percances y compartiendo la parcela con un par de perros superjuguetones que se pasan todo el día corriendo y revolcándose.
A día siguiente dejamos el camping y llegamos a Sofía con un día fantástico y nos quedamos en un parking céntrico junto a la plaza Sveta Nedelia. A través de Internet, hemos conocido a algunos españoles que viven en Bulgaria y uno de ellos está en Sofía y hemos quedado en vernos aunque cuando le llamamos para quedar, nos dice que se le ha complicado el día y al final nos vamos por nuestra cuenta.
Visitamos la catedral y el centro y acabamos sentados en un parque mientras los pekes juegan un rato. Enfrente tenemos el mercado Ali y entramos a conocerlo con la suerte de que en la planta baja tiene un self-service y aprovechamos para comer probando algo de comida Búlgara que por cierto también es bastante económica. Comemos Elena y yo por 9,90 levs (unos 5€).
Después de comer, nos vamos de paseo por una enorme calle peatonal que recorremos durante un buen rato hasta que ya decidimos parar y sentarnos a tomar un cafecito porque tiene pinta de seguir todavía bastante y luego hay que volver. Imagino que después del invierno, cualquier día con sol invita a pasear y siendo domingo, está media Sofía en la calle..
Uno de los españoles que viven en Bulgaria y que hemos conocido en Internet, nos ha recomendado la zona de la iglesia de Boyana para pasar la noche y ya nos volvemos al parking para ir hacia allí antes de que anochezca. Llegamos y es una zona llena de cuestas pero justo a la puerta de la iglesia hay un sitio que está bastante bien y allí nos aparcamos.
Le preguntamos a un señor que está en la puerta y nos dice que no hay problema en quedarse allí. La iglesia de Boyana es conocida por tener unos frescos medievales muy famosos y ha sido declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco pero justo están cerrando cuando llegamos así que me parece que nos quedamos sin verla.
El guarda, muy amablemente, me permite entrar a hacer un par de fotos de los jardines y el entorno pero la iglesia ya está cerrada. En el jardín exterior hay algunas sequoias gigantes hermanas pequeñas de las americanas pero bastante impresionantes también. ¡Guau, son enormes!
Pasamos una noche muy tranquila y a la mañana queremos salir enseguida para Rila aunque antes me da tiempo a entrar con los pekes al jardín de la iglesia y enseñarles la sequoia gigante y se quedan flipados. ¡Entre los tres no conseguimos rodearla!
El monasterio de Rila nos espera.
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