Aunque escri...
Kutahya-Estambul-Edirne - Despidiendo Turquía
Salimos de Pamukkale con destino Estambul. A nuestra velocidad habrá unas 8 ó 9 horas de viaje y la idea es hacer una parada a mitad de camino en la ciudad de Kutahya y pasar la noche allí.
Llegamos en unas cuatro horas y vamos a una especie de pequeño parking que habíamos localizado a través de Google Maps. El sitio resulta estar en una carretera en cuesta, cerca de una mezquita pero justo la parte de aparcar esta nivelada y hay espacio así que allí nos quedamos.
No venimos con idea de hacer mucho turismo por Kutahya y aprovechamos para hacer algo de clase con los pekes. Aunque estoy bastante cansado de conducir, necesito estirar las piernas y me doy un paseo mientras Elena hace la clase. No encuentro nada especialmente interesante en mi recorrido pero por lo menos llego hasta una plaza con un parque donde podemos venir a la tarde.
Comemos y salimos a dar una vuelta. Recorremos de nuevo mi trayecto de la mañana y llegamos hasta la plaza del parque donde pasamos un buen rato hasta que los papis nos vamos quedando fríos y decidimos movernos a otro pequeño parque que hay más adelante con un bar al lado donde nos estamos otro buen rato tomándonos un par de tés mientras los pekes juegan.
Volvemos pronto a la autoca y aprovechamos para ver una peli y en cuanto cenamos, nos vamos pronto a dormir porque mañana nos tenemos que dar otra panzada de conducir hasta Estambul.
Salimos de Kutahya temprano y llegamos después de cuatro horas y media de carretera y vamos directos a un parking de la parte asiática de la ciudad que nos pasó en su día Sureyya (un chico turco que conocimos en Tekirdag). Toda la zona está en obras y también el parking a donde íbamos pero al lado hay otro aparcamiento recién estrenado justo al lado de un gigantesco parque que ocupa un par de kilómetros de litoral junto al paseo marítimo.
Ya es mediodía y mientras Elena se lía con la comida, me voy con los pekes a echar un vistazo al parque donde estamos. En pocos minutos llegamos hasta donde están las zonas de columpios y nos quedamos alucinados. Hay un montón de áreas de juego, cada una de un tipo diferente, recién estrenadas (algunas tienen todavía el plástico de protección puesto) y esperando a que las usemos.
Los pekes no pueden resistirse y, aunque les digo que nos tenemos que ir enseguida a comer, probamos los columpios que nos quedan más cerca incluida una especie de mini montaña rusa en la que se baja colgado y que no habíamos visto nunca. ¡Que chulada!
A lo lejos, vemos otro montón de áreas de juego pero les convenzo para dejarlas para la tarde y volvemos a la autoca para comer y contarle a Elena todo lo que hemos encontrado. Esto es como un parque temático de columpios y el sueño de cualquier niño. Imagino que con las elecciones municipales turcas a la vuelta de la esquina, algún político habrá tenido mucha prisa por inaugurarlo aunque hay partes que todavía están en obras.
Comemos y volvemos los cuatro al parque. Elena también flipa cuando lo ve y los pekes se van montando en todo y nosotros probamos también algunos especialmente chulos. Pasamos la tarde y cuando ya nos hemos cansado de columpios vamos hacia el paseo marítimo y lo recorremos hacia el sur. ¡Guau, vaya montaje! Hay una red de carriles bici-patines dentro del parque que es flipante.
El paseo marítimo sigue pero nosotros nos volvemos ya que nos estamos alejando demasiado. En la zona donde estamos ahora hay un conjunto de canchas de futbol/baloncesto también recién estrenadas. Todo el conjunto es impresionante, acorde con el tamaño de la ciudad más grande de Europa.
Dormimos en el aparcamiento junto al parque y a la mañana siguiente nos ponemos en marcha hacia la zona histórica de Estambul donde nos quedamos en el parking que ya conocíamos de cuando entramos en Turquía. La autocaravana del señor turco que está viviendo en el parking sigue allí y también nos encontramos con una pareja francesa de Baiona (muy cerca de Donostia) que están con su autoca en otro parking y están mirando para ver si se cambian.
Me cuentan que tienen que hacer la ruta de vuelta hacia Francia y que están pensando en volver por Albania y Montenegro. Les cuento nuestra experiencia de atravesar estos países y pasamos un buen rato charlando de las anécdotas del camino porque hablan perfectamente castellano. Frente a nosotros, también hay aparcado un 4x4 autocaravana impresionante aunque no veo a los dueños.
Comemos y nos vamos de visita a Santa Sofía. Ya nos sabemos el camino y llegamos enseguida. Santa Sofía nos quedó pendiente la primera vez que estuvimos en Estambul y ahora aprovechamos para quitarnos la espinita. Lo cierto es que es espectacular por sus dimensiones pero tampoco es para tanto. Creo que esperábamos algo más.
Después cogemos un tranvía y nos vamos a la zona de Galata y cruzamos el puente de nuevo como la primera vez. Empezamos a tener hambre y buscamos una cafetería para comer algo antes de ponernos a buscar el camino hacia la torre de Galata que es nuestro siguiente objetivo. Hay que aprovechar estos últimos días en Turquía que luego va a ser más complicado encontrar precios que nos permitan comer fuera.
Aprovechamos para descansar un rato mientras comemos y los camareros les vacilan a los pekes con el futbol. Que si son del Barsa, que si son del Madrid. ¡Bufff! es un tema omnipresente en Turquía y ya nos resulta un poco cansino, la verdad. Para los turcos, España es igual a futbol…
Tomamos un tecito para reposar la comida y enseguida nos ponemos a buscar la torre. Nada más cruzar la calle ya vemos cartelitos que indican por donde ir y los seguimos. De camino hacia allí, pasamos por una calle que esta únicamente dedicada a la venta de bombillas y focos LED. Hay por lo menos 10 ó 12 tiendas dedicadas a esto y tienen de todo. Por curiosidad entro para preguntar por iluminación LED de 12V para la autoca pero solo tienen material para 230V. Una pena porque para el año que viene tenemos que sustituir un par de fluorescentes por LEDs. Lo tendremos que mirar tranquilamente al volver a casa.
Llegamos a la torre y nos cobran 6,5€ por cada adulto (Donde veas los precios directamente en euros, ponte a temblar). Nos parece un poco caro para simplemente subir a la torre pero como los pekes no pagan, al final decidimos subir. Arriba, la terraza está abarrotada y justo podemos girarla una vez, sacar unas fotos y para abajo porque los pekes se están agobiando con tanta gente y nosotros, la verdad es que también.
Cruzamos el puente Galata de vuelta y entramos al bazar de las especias a hacer unas compras. Hay gente a patadas por todas las calles de alrededor y estamos un poco asustados. Está claro que esto ya no es enero y se nota mucha más gente que cuando estuvimos la primera vez. Dentro del bazar no hay tanta gente y se anda un poco más relajado pero acabamos las compras enseguida y nos volvemos para la autoca que estamos bastante cansados.
Elena y los pekes van directos y yo me voy por otro camino para pasarme a recoger nuestra colada por una lavandería donde la hemos dejado esta mañana antes de salir de turisteo.
A la mañana siguiente, la pareja de Baiona se viene al parking y conocemos también a la pareja que está viajando con la autocaravana 4x4. Son Monika y Gary, dos viajeros profesionales que llevan cuatro décadas recorriendo los sitios más increíbles de nuestro planeta y ahora están preparando una travesía hasta Pekín (www.turtleexpedition.com).
Comentamos el tema de saltar a América el año que viene y Monika promete enviarme el contacto de una empresa Belga con la que ellos han hecho el porte y que sale más barato que las que he localizado yo. También coincidimos en el parking con unas chicas Italo-Alemanas que están recorriendo Europa y Turquía en una furgoneta mercedes del año catapun. Ya empezamos a encontrar gente en el camino porque hasta ahora hemos estado solos en casi todos los sitios. Será que ya casi es primavera.
En los dos días que pasamos allí, disfrutamos también de una camada de 7 cachorritos de perro con unas pocas semanas de vida que viven en el parking y que reciben mimos y comida de todos los que estamos por allí. A los pekes les cuesta un poco cogerles confianza pero al cabo de un rato ya juegan sin miedo con ellos. ¡Una preciosidad!
Salimos de Estambul con intención de pasar un par de días tranquilos en un camping que hay a unos 70 Kms. camino de la frontera Búlgara. Llegamos y el camping está genial. Aunque el camping está abierto todo el año, estamos solos y cuando le pregunto por el precio me da a entender que no es el de tarifa pero no consigo que me cierre un precio por noche. Ya sé que al final me va a tocar regatear pero el sitio está guay y necesitamos un par de días tranquilos para preparar el paso a Bulgaria y ponernos un poco al día con la Web después de nuestro periplo Turco así que nos quedamos.
Aprovechamos para dar clase, escribir, preparar los itinerarios, buscar parkings, campings y toda la parafernalia de tareas que necesitamos para seguir avanzando en el viaje. Al tercer día estamos listos para partir y tal y como había previsto me toca regatear. A final, ni pa ti, ni pa mí y pagamos una tarifa un poco cara para ser Turquía pero más barato que los precios de la lista y salimos camino de Edirne, nuestra última ciudad turca.
En Edirne nos cuesta encontrar aparcamiento y al final encontramos uno donde estamos un poco inclinados pero para pasar una noche tendrá que valer. Hace un día fantástico y salimos a conocer un poco la ciudad. Vamos a visitar la mezquita de Selimiye pero justo antes de entrar nos damos cuenta de que Elena se ha dejado en la autoca el pañuelo que suele llevar siempre y al final recorremos los pasillos del bazar que hay en la entrada pero no entramos al interior de la mezquita.
Seguimos con el paseo a ver si encontramos un parque para que jueguen los pekes un rato pero es la única ciudad turca donde no hemos conseguido encontrar uno. Al final, recorremos paseando una enorme calle peatonal donde ahora mismo debe estar media ciudad y nos volvemos para la autoca después de comernos unos bocatas de Kebab y comprar un kilo de fresas para zampármelas con yogurt, que tengo antojo, je je.
A la tarde, por fin, conseguimos encontrar un parque junto a una cafetería bastante cerca de la autoca y allí pasamos la tarde tomando unos tés e intentando imaginar cómo será el mundo más allá de la frontera turca. Juan, el caravanista de Baiona, nos comentó que había estado leyendo cosas no muy buenas de Bulgaria pero no queremos hacer juicios previos porque con Turquía nos pasó eso y luego ha sido lo mejor del viaje hasta ahora.
Hoy a descansar bien y mañana en marcha hacia Plovdiv, en Bulgaria.
No puedo cerrar la etapa turca sin hacer una recomendación expresa de visitar un país que a nuestro juicio, tiene de todo y con un coste muy asequible. Para nosotros ha sido todo un descubrimiento y nos hemos sentido tremendamente cómodos y seguros en todos los sitios que hemos visitado y hemos recorrido prácticamente toda la costa oeste y suroeste del país. No sabemos cómo será en temporada alta, pero fuera de temporada es totalmente recomendable y desde aquí os animamos a visitarlo, eso sí, estando atentos a la situación política.
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