Aunque escri...
Costeando por Croacia (Trogir)
Llegamos a Trogir con un día esplendido y vamos directos al parking que había seleccionado previamente en el GPS. Al llegar el parking aparece cerrado con una barrera y no veo a nadie en los alrededores. Bajo y voy a la garita y allí está el encargado que nos abre la barrera enseguida.
Aparcamos y le pregunto por la electricidad para enchufarnos y de primeras me comenta que ahora no hay, que eso solo es en verano. Le explico que si no podemos enchufarnos no tiene mucho sentido quedarnos en el parking y buscaremos aparcamiento fuera pero se lo piensa mejor y me hace una señal de que ya está resuelto y nos abre un pequeño ventanuco en la garita por el que meter el cable para estar enchufados. Todo tiene solución cuando hay voluntad...
Una vez instalados, los pekes hacen una sesión de repaso mientras yo voy a investigar un poco como llegar al centro histórico para luego ir todos juntos. Resulta que estamos casi al lado y en cuanto terminan la clase, nos vamos los cuatro a dar un paseo antes de comer.
Lo primero que encontramos en nuestro camino es un mercado en la calle donde venden sobre todo frutas y verduras aunque también hay panaderías, pastelerías y un poco de todo.
Encontramos un sitio donde tienen unos trozos de pizzas enormes con un aspecto estupendo por 10 Kn (1,5€ aprox) y Elena y yo nos cogemos uno cada uno y así vamos comidos a casa y menos que tenemos que fregar. Los pekes no quieren y prefieren las lentejas de su madre que hay que reconocer que están de muerte.
Después del mercado seguimos el paseo y nos encontramos ya dentro de la muralla, en la ciudad antigua de Trogir que es una pasada.
Como de costumbre, nos perdemos por sus estrechas calles, pisando piedras milenarias y pensando en cómo en todas estas ciudades históricas han conseguido integrar un entorno con siglos de historia con el comercio más moderno. Lo hemos visto en Venecia, en Sibenik y en general en todos los centros antiguos que hemos visitado.
Atravesamos la ciudad y salimos al puerto y al paseo marítimo que con el día que hace esta impresionante. Hay varios veleros enormes atracados lo que contribuye a la imagen general, que ya de por si es preciosa.
Seguimos el puerto hasta el final y a la vuelta de la muralla, ¡Encontramos un campo de futbol con sus porterías y todo!. Los pekes no se lo pueden creer y nos hacen prometer que a la tarde vendremos a jugar un rato aquí y no podemos negarnos porque el plan parece genial.
Volvemos a la autoca para comer, recorriendo la otra parte de la muralla y atravesando un puente de madera en arco precioso sobre un canal, que nos deja muy cerca de donde hemos aparcado.
A la tarde, nos ponemos en marcha en seguida y nos metemos entre pecho y espalda una horita de futbol. Cada vez juegan mejor y nos lo pasamos genial aparte de hacer algo de deporte. Bueno, sobre todo yo porque Elena aprovecha para hacer fotos. Cuando ya nos hemos cansado suficiente, damos otra vuelta por el paseo marítimo disfrutando de un atardecer increíble que hoy además nos permite ver la luna saliendo sobre el horizonte por el otro lado. ¡Que chulada!
En cuanto se pone el sol, el paseo marítimo parece otro, alumbrado ahora por la luz de las farolas que le dan un aire muy melancólico y lo recorremos por última vez con la luna ya alta para meternos después por las calles de la ciudad a buscar un sitio acogedor para tomar algo y descansar un rato antes de volver a la autoca. ¡Que día tan genial!
Y mañana hacia Split que está a tiro de piedra…
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