Aunque escri...
Bucarest - Estrenando Rumanía
Salimos de Bulgaria sin que nos hagan demasiado caso en la frontera. El guardia Búlgaro que nos revisa los pasaportes, los mira y dice literalmente "Oh, San Sebastián, Real Sociedad…" y nosotros nos miramos y le reímos la gracia pensando que no sabemos nombrar ni un solo equipo de futbol Búlgaro. Nos dice que tiene que hacer "control" pero se limita a subir las escaleras y meter un poco la cabeza echando un vistazo rápido y listo.
Después de pagar el paso del puente sobre el Danubio llegamos a la frontera rumana y ahí todavía nos hacen menos caso y ni siquiera miran la autoca. Echan un vistazo cansino a los pasaportes sin moverse de la garita y estamos dentro. Lo primero que hacemos igual que en Bulgaria es comprar la viñeta para circular por las carreteras. En este caso es electrónica y no te dan ninguna pegatina. Solo te dan la factura con el recibo de haber pagado.
La primera impresión de las carreteras rumanas es penosa porque esta zona cercana a la frontera está bastante mal pero en cuanto hacemos unos kilómetros y enfilamos hacia Bucarest, la carretera se convierte en una autovía de dos carriles con la única pega de atravesar cada dos por tres por pueblos y tener que reducir la velocidad.
Llegamos a Bucarest y la primera sorpresa es que no podemos acceder a la zona donde queríamos aparcar porque está cortada por una carrera y una amable policía que habla inglés nos dice que toda la zona está cerrada hasta las cinco y nos da indicaciones para llegar a otro parking que debe estar más o menos a un kilómetro.
Echamos un vistazo a nuestras otras opciones en el GPS y después de unas cuantas vueltas por la ciudad, conseguimos poner rumbo hacia otra zona con un parking y de chiripa encontramos aparcamiento junto a un gran parque llamado Carol I donde nos quedamos a pasar el día. Este parque esta genial y tiene varias zonas de columpios, un lago, zonas de paseo y el monumento al soldado de desconocido.
Recorremos casi todas las zonas y ya al atardecer nos movemos a dormir a la zona cercana al parlamento a donde no habíamos podido acceder al mediodía por la carrera. La zona parece muy tranquila y nos parece increíble porque es muy céntrica. Imaginamos que hay sitio libre porque es domingo a la tarde y que mañana será otra historia pero de momento, nosotros ya tenemos sitio para dormir.
Como habíamos supuesto, al día siguiente, hacia las 7:30 empieza un gran movimiento de coches y lo que ayer era un sitio tranquilo hoy está repleto, aunque nosotros tenemos ya nuestro sitio cogido y vamos a lo nuestro.
Yo hago mi vueltita de reconocimiento mientras los pekes dan clase y localizo un super-parque que está al lado del parlamento y de vuelta a la autoca me cruzo con dos chicos españoles que están haciendo un Erasmus en Bucarest y que me dicen donde hay otro parque bastante grande y que no queda muy lejos.
Cuando los pekes acaban las clases, nos vamos de parques y el primero en el que aterrizamos es el gran parque junto al parlamento. El parque es un gran castillo lleno de pasarelas, pasadizos, toboganes y un montón de cosas más que hacen las delicias de los pekes. Después de un buen rato jugando, dejamos esa zona y buscamos un sitio para comer. Al final acabamos en la cafetería que he visto en mi paseo de la mañana. La comida en Rumania sigue resultando asequible para los estándares europeos y por 5€ por cabeza puedes comer decentemente en plan plato combinado o similar.
Después de comer proseguimos con nuestra tourne por los parques de Bucarest y vamos al parque que me han indicado los chicos españoles esta mañana que se llama Cismigiu. Este es otro de los grandes parques de Bucarest y dentro tiene también varias zonas de juegos y muchos caminos para pasear y también terracitas para sentarse a tomar un cafecito.
Acabamos la tarde en este parque y para dormir nos movemos a otra zona que nos apetece conocer. Se trata del parque más grande que tiene Bucarest que se llama Herastrau y se sitúa alrededor de un enorme lago. Es tan grande que hoy solo vamos a conocer una de las zonas. Llegamos allí y en el aparcamiento que habíamos visto en Internet, hay sitio de sobra para aparcar y parece un sitio genial para pasar la noche, rodeados de árboles y alguna ardilla que otra.
Mientras Elena se lía con la cena, voy a dar una vuelta con los pekes y flipamos con el parque porque es enorme y tiene un montón de zonas de juego incluido un Skatepark y un pequeño parque de atracciones. ¡Guau! El sitio realmente es alucinante para quedarse un par de días.
Parece que la noche va a ser tranquila porque para las 10 no quedan prácticamente coches en el parking y la primera noche efectivamente es así aunque ya veréis lo que nos depara la segunda.
Al día siguiente después de las clases nos vamos a recorrer todos los parques que hay dentro de Herastrau incluido el parque de atracciones y el skate-park. Por la mañana recorremos algunos de ellos y por la tarde, después de comer, los otros. Con estar un rato en cada uno echamos el día. ¡Bufff! Vaya sobredosis de parques...
Como ayer fue una noche genial, nos vamos a quedar a pasar otra noche aquí y al principio todo va como bien con el parking vaciándose poco a poco pero sobre las 12, empezamos a oír motores a toda pastilla y derrapes y cuando nos asomamos, vemos que un grupo de chavales usan el parking de al lado como pista para practicar sus trompos alrededor de las jardineras montando un jaleo impresionante. Pa flipar.
Eso sí, los pekes llevan ya un buen rato dormidos y ni se enteran. Los coches nos dan la serenata a ratos durante un par horas y cuando ya se han quedado sin ruedas, sin gasolina o sin ganas, se van y nos dejan dormir tranquilos. A la mañana siguiente esta todo el parking lleno de marcas de derrapes y todavía huele a goma quemada. Una pasada.
Como necesitamos cargar agua y descargar los depósitos impensablemente, nos vamos al único camping que tiene Bucarest y negociamos un poco para poder pasar allí un par de días, preparando rutas, escribiendo, y celebrando el cumple de los pekes. Al final nos quedamos por 80Lei/día (unos 20€).
El primer día simplemente nos dedicamos a "estar" tranquilamente aprovechando para los trabajitos que nos van quedando pendientes. También conocemos a una pareja de franceses (Alex y Auriel) que están en ruta hacia Mongolia con un autobús preparado de 12 metros donde también viven cuando están en Francia. ¡Impresionante!
Al día siguiente es el cumple de los peques y hacemos una mini-celebración en el desayuno y nos vamos a visitar más cosas de Bucarest que tiene mucho que ver.
Nuestro primer destino es el museo de la aviación y al contrario de lo que se podría pensar de algo así en Rumanía, resulta que está muy bien y tiene una zona interior con varios hangares llenos de modelos de todas las épocas y la historia de la aviación rumana y mundial y una zona exterior con un montón de aviones y helicópteros retirados de la fuerza aérea rumana que resultan muy espectaculares aunque se les nota faltos de cuidado y la intemperie está haciendo mella en ellos. Como curiosidad, también está el helicóptero en el que huyó de Bucarest Ceaucescu en la revolución de 1989.
Por la tarde nos vamos a otra zona del parque Herastrau, al otro lado del lago, en la que no habíamos estado antes y pasamos allí lo que nos queda de tarde, visitando unos cuantos parques más y un enorme skate-park donde están haciendo unos saltos en bici increíbles.
Han sido seis fantásticos días en Bucarest. Mucho más de lo que pensábamos quedarnos y es que la capital rumana nos ha sorprendido y se ha mostrado como una ciudad muy acogedora, con un montón de zonas verdes y enormes parques donde los pekes han disfrutado de lo lindo y donde no ha sido complicado moverse con la autocaravana. Muy recomendable.
Nos despedimos de Alex y Auriel, la pareja francesa, que se van a quedar unos días más en el camping esperando su visado ruso y salimos ya de Bucarest camino de Brasov.
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